BETTY VE TELENOVELAS

Rüya vs Ceylan: Todo por el amor de Han en 'Inocentes'

Conseguirá Han rehacer su vida en 'Inocentes'. Por el momento tiene dos frentes abiertos para lograr recuperar su estabilidad emocional entre Rüya o Ceylan.

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Desde que conocemos a Han Derenoglu, interpretado por un magnífico Birkan Sokullu, sabemos que es un hombre complejo y complicado. Sabemos que puede ser el príncipe azul del cuento y un manipulador emocional. Lo hemos amado, temido y compadecido a partes iguales. Igual que las mujeres de su vida.

Inci fue su gran esperanza de ser amado, de salir de ese agujero de autodestrucción en el que lo enterró su madre, de vivir un futuro de luz alejado de las sombras que cubren sus noches. Pero Inci se fue demasiado pronto. Inci le dejó el vacío del desamor, la soledad y la desesperación.

Sin embargo, hay un punto en todo duelo que significa dar un paso adelante. Eso no significa olvidar el pasado. Todos tenemos claro que Han nunca podrá olvidar a Inci. Significa aprender a convivir con el dolor de la pérdida, asumir la nueva realidad y encarar el futuro. Porque, sin duda, eso es lo que querría Inci.

Justo en ese punto se encuentra ahora Han. Han logrado salir del bucle en el que había entrado junto a Anil. Ha recuperado su estatus de miembro más sensato y lúcido de la familia (en la medida en que pueda hablarse de sensatez y lucidez en el universo Derenoglu). Ha recuperado el traje de gran empresario. Y, a mayores, ha recuperado su condición de codiciado soltero de oro. La prueba de que su atractivo sigue inalterable es que ahora mismo hay en su vida dos mujeres que buscan su atención y su amor.

Rüya, ¿a años y océanos de distancia?

La primera en mostrar interés por el doliente viudo ha sido Rüya (Melisa Şenolsun). Su aparición en una de las fiestas para desconocidos de Han y Anil fue todo menos casual. Rüya sabía que en esa fiesta estaba Han y Rüya quería conocer a Han. Pero todo esto lo descubrimos después porque al principio todo parecía una prometedora casualidad. Rüya podía ser una buena oportunidad para Han. Una nueva oportunidad para dejar atrás el dolor. Una nueva oportunidad para ser amado. Una nueva oportunidad para intentar ser feliz.

Sin embargo, pronto comprendimos que no todo era tan casual e inocente como lo había sido entre Han e Inci. Rüya no descubrió a Han a través de una mirada o una sonrisa, como lo hizo Inci. Rüya lo conoció a través de una profunda investigación desarrollada a lo largo del tiempo. Rüya se dedicó a observarlo, a conocerlo, a descubrir su personalidad desde la distancia, a escuchar a sus seres allegados. Todo esto no significa que sus sentimientos hacia Han no sean reales o que tenga malas intenciones. Simplemente fuerza demasiado la situación y se ha marcado unas expectativas un tanto optimistas en exceso.

En cuanto a Han, ha pasado por varias fases en su relación con Rüya. De la indiferencia inicial pasó a la ira por sentirse acosado. Después, al conocer la dramática situación familiar de Rüya, se puso el traje de superhéroe para salvarla del dragón y ponerla a salvo junto a Esra. Y eso pudo llevarnos a confusión. ¿La ayudó porque es un buen hombre que no quiere ver sufrir a los demás o la ayudó porque siente algo especial con ella? ¿Ha sido una acción propia de un hermano mayor sobreprotector o de un amante viudo?

La respuesta, en teoría, se la dio el propio Han a Neriman cuando ella le preguntó directamente. "Entre Rüya y yo sí hay algo. Hay años. Hay océanos de distancia". Y, en principio, parece mantenerse en esa posición. De hecho, a la propia Rüya le dejó claro que prefiere guardar las distancias cuando ella invadió su adorado basurero. Él sabe ella que lo quiere, pero también es muy consciente de que le puede hacer mucho daño. Porque, aunque no lo verbalice ni lo reconozca abiertamente, Han sabe perfectamente el peligro que supone su lado oscuro.

La duda está en si Rüya va a cejar en sus pretensiones. En la boda de Gülben tuvo un breve momento de felicidad y, quizá, de esperanza. Pudo finalmente estar en los brazos de Han, aunque solo fuera durante unos minutos. ¿Será ese baile todo a lo que puede aspirar Rüya? ¿Será su capacidad para asumir, comprender y aceptar el lado oscuro de Han una oportunidad que le acerque a él?

Ceylan, el fantasma del pasado presente

Desde el principio Rüya tuvo claro que tendría que convivir con los fantasmas del pasado de Han. Y, de hecho, intentó utilizar ese recuerdo en su favor en formato esmalte de uñas y perfume de jazmín.

Pero Rüya no contaba con la irrupción en el presente de otro fantasma del pasado. Precisamente el mismo fantasma que atormentó a Inci durante una etapa de su matrimonio. Ceylan.

Nosotros, de alguna manera, también la conocíamos. Sabíamos que fue muy importante en la vida de Han. Sabíamos que había logrado atravesar la puerta del apartamento de los Derenoglu y superar el muro de las normas de Safiye. Sabíamos que se fue dejando a Han más temeroso aún de ser abandonado.

Ahora sabemos mucho más de ella. Sabemos que hizo justo aquello que Han siempre temió que hiciera Inci: irse por no poder soportar la presión de la familia Derenoglu. Y ahora entendemos mucho mejor a aquel Han que insistía una y otra vez en que Inci se iba a ir. Temía que la situación se repitiera y volver a sentir esa sensación de abandono y soledad.

Sin embargo, Ceylan (Aslıhan Gürbüz) ha vuelto y parece haberlo hecho con fuerzas renovadas y una fuerte convicción de quedarse. Ha logrado comprender a Safiye y, de hecho, ahora hay una buena conexión entre ellas. Quizá porque Safiye también ha evolucionado mucho desde que Ceylan comía a su mesa en platos y vasos de cartón. Safiye sabe perfectamente el daño que Ceylan le hizo a su hermano, pero también recuerda que él fue feliz junto a ella.

Ceylan cuenta a su favor con el hecho de conocer perfectamente a Han. Conoce su lado más detallista y cariñoso. Conoce su lado más celoso y controlador. Conoce su hobby por la recolección de basura. Conoce las pautas de comportamiento en la casa de los Derenoglu. En resumen, Ceylan sabe perfectamente dónde se mete porque ya estuvo allí, porque ya lo vivió, porque ya lo sufrió. Ahora regresa porque se ha dado cuenta de que, a pesar de no poder vivir con él, tampoco puede vivir sin él.

Sin embargo, ese pasado es su gran punto negativo. Se fue. Abandonó. Huyó. Infringió a Han el mayor dolor posible. Y Han parece decidido a no olvidar ni perdonar.

Sin embargo, en el marco de esa personalidad contradictoria que lo caracteriza, Han nos confunde y confunde a Ceylan. La rechaza una y otra vez. Va a su casa una y otra vez. No siente nada por ella. Le corroen los celos cada vez que ve a su vecino cerca. No quiere verla. No deja de mirarla cuando la ve.

Esta es la tesitura en la que se encuentra Han. Ha llegado a un cruce con tres posibles direcciones.

Puede optar por darse una oportunidad con Rüya y juntos superar las heridas y los traumas que ambos arrastran desde la infancia. Como más o menos dijo Gülben hace algún tiempo, solo un loco comprende a otro loco. Y ese puede ser el punto fuerte de una posible relación entre ambos. Que los dos necesitan a alguien que los entienda y los ayude.

Puede optar por darse una nueva oportunidad con Ceylan. Es evidente que entre ambos se cumple el viejo dicho de que donde hubo fuego, cenizas quedan. Pese a sus continuas discusiones, entre ellos aún persiste cierta complicidad. Se quisieron. Fueron felices. Tal vez Han podría aplicar la lección que Inci le dio: no perdonar, pero sí amar.

Puede optar por seguir su camino en solitario. Puede seguir siendo el solucionador oficial de problemas de su familia. Puede seguir siendo el brillante empresario diurno y el vagabundo nocturno.

¿Qué hará Han? ¿Apostará por conocer a alguien nuevo? ¿Apostará por recuperar un pasado en el que fue feliz? ¿Apostará por vivir sin amor por miedo al desamor y el abandono?

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