BETTY VE TELENOVELAS

¿Por qué valió la pena cruzarnos con 'Paramparça' en Nova?

Los Gülpinar y los Gürpinar se cruzaron en nuestras vidas hace casi un año y desde entonces hemos comprobado que una casualidad puede provocar un sinfín de consecuencias imprevisibles.

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Todo comenzó con el intercambio accidental de dos niñas, pero ese despiste nos ha llevado a vivir una interminable montaña rusa de emociones. Desde nuestra privilegiada ventana a una impresionante mansión a orillas del Bósforo, hemos sido testigos de romances, divorcios, muertes, nacimientos, traiciones, crímenes, mentiras, amistades imposibles…

Cihan, el superhéroe incombustible

En medio de toda esta historia ha estado Cihan, que ha sido algo parecido al superhéroe oficial de las dos familias. Al personaje que interpreta Erkan Petekkaya podemos analizarlo desde tres puntos de vista: como empresario, como padre y como pareja.

Como empresario poco malo hay que decir de él. Ha conseguido mantener a flote sus negocios en medio de la tempestad que ha sido su vida personal e incluso, pese a algún que otro susto, ha logrado incrementar su patrimonio.

Como padre, probablemente haya sido su mejor papel. Siempre ha estado ahí cuando sus hijos lo han necesitado. Siempre han acudido cuando lo han llamado. Siempre los ha ayudado. Y no ha sido nada fácil porque sus retoños no se lo han puesto nada fácil. Todos ellos le han dado demasiados disgustos. Siempre nos preguntaremos cómo es posible que un hombre tan recto como Cihan Gürpinar haya tenido unos hijos con una tendencia tan alta a meterse en problemas.

Eso sí, hay que reconocer también que en más de una ocasión Cihan ha pecado de sobreprotector. A su princesa Cansu la envolvió en una burbuja de tales dimensiones y de tal capa de grosor que en algún momento perdió la bondad y dulzura heredadas de Gulserem para convertirse en una persona caprichosa e irracional incapaz de asumir la realidad tal cual era.

Y, a mayores, recordemos que cuando se descubrió el intercambio de bebés, él no dudó en reclamar (y registrar) a Hazal como su hija, pero montaba en cólera cada vez que Oskan se acercaba a un kilómetro de Cansu. Él sí podía ejercer sus derechos como padre biológico de Hazal, pero Oskan no tenía ningún derecho a ni siquiera aspirar a tener algún mínimo contacto con su hija biológica.

Como pareja, Cihan parece haber sido víctima de algún tipo de maldición o mal de ojo. Cuando su matrimonio con Dilara era prácticamente papel mojado, se dio una oportunidad con Gulserem, aunque su relación fue más un quiero y no puedo. Se pasaron más tiempo debatiendo qué eran que siéndolo. Se pasaron más tiempo analizando todas las variables y consecuencias de su relación que viviéndola. Y, cuando finalmente dieron el paso y parecía que todas las piezas encajaban para poder ser felices, llegó el gen 'captaproblemas' de Ozan y Cihan vio morir a Gulserem en sus brazos.

Pero el duelo le duró poco. En unos días ya se estaba casando nuevamente con Dilara. Es cierto que lo hizo para ayudarla a mantener las apariencias y evitar verse expuesta al escándalo de estar embarazada de Harun, pero ¿en qué lugar dejó Cihan a su prometida recién fallecida? Si Gulserem había sido humillada en vida una y otra vez por su condición humilde y por haber sido "la otra", el rápido matrimonio de Cihan y Dilara fue un nuevo golpe a su honor y su dignidad.

Después llegó Ayse a su vida. En este caso Dilara ya no era un problema, pero el parentesco de su nueva novia con su peor enemigo fue un trago difícil de digerir. Fue una relación breve, pero a Cihan se lo veía feliz hasta que, una vez más, vio morir a la mujer que amaba en sus brazos.

Y, para cerrar el círculo perfecto, Cihan vuelve al punto de partida. Vuelve a la mansión frente al Bósforo. Vuelve a la casa familiar. Vuelve con Dilara. Y solo tenemos dudas, ¿siempre la quiso a ella y las demás fueron espejismos? ¿vuelve con ella por amor o por compromiso familiar? ¿será esta la definitiva o se cruzará un nuevo amor en su vida que le haga firmar un tercer divorcio con la misma mujer?

Eso sí, lo que nunca podremos perdonar a los guionistas es que en los últimos minutos de la serie convirtieran al digno, honrado y respetable Cihan Gürpinar en aquello contra lo que siempre luchó.

Dilara, la mujer de las mil caras

Si Cihan ha sido transparente casi toda la serie, Dilara (Ebru Özkan) ha sido un enigma constante. ¿Cuál es la verdadera Dilara? ¿La Dilara soberbia y orgullosa del principio? Recordemos su insistencia en no darle en divorcio a Cihan y nuestras dudas sobre si ese rechazo era por amor o por reputación. Nunca llegamos a comprender si el malestar de Dilara era porque su marido se había enamorado de otra o si porque todo el mundo iba a descubrir que su familia ideal solo era la foto de portada de una revista del corazón.

Y no olvidemos todas sus estratagemas, algunas bastante sucias, para convertir a Gulserem en una mujer que no era. Para Dilara, la madre de Cansu era una interesada que solo quería su fortuna, su mansión y su familia mientras que Gulserem solo quería vivir tranquila. A mayores, Dilara también sufrió el síndrome sobreprotector de Cihan. Hazal podía instalarse cómodamente en la mansión porque era su casa, pero que Cansu viviese con su madre biológica era una tragedia.

El regreso de Harun hizo que Dilara diese por concluida su batalla con Gulserem y conocimos a una Dilara mucho menos encorsetada y estirada. Logró tener una relación cordial con Cihan y hasta se convirtió en un apoyo para sus hijas. Eso sí, su matrimonio con Harun tampoco fue idílico y no solo por los negocios turbios de su marido, sino, sobre todo, por los celos enfermizos de él.

Al igual que Cihan, Dilara cerró el círculo al final de la serie. Consiguió el que era su objetivo al principio de todo: tener a toda su familia reunida bajo el techo de su mansión, aunque faltase su suegro que se sacrificó para que su nuera no pagase las consecuencias de sus actos.

Una juventud plagada de problemas

Si como pareja Cihan y Dilara han tenido que lidiar muchas batallas, como padres han librado una constante y continua guerra. Ozan se ha pasado la serie sintiéndose incomprendido cuando la realidad era que el que no comprendía nada era él. No comprendió que su padre se enamorara de otra mujer. No comprendió que su familia no viese con buenos ojos a aquella novia que, indirectamente, provocó la muerte de Gulserem. No comprendió que su inexperiencia en los negocios causaba más deudas que ingresos.

Eso sí, Ozan comparte el podio de hijo problemático con Hazal a la que le ha costado una eternidad encontrar su sitio en la familia. Si bien es cierto que ha sido la más hábil a la hora de meterse en cuantos líos era posible, también hay que reconocerle que no tuvo una fácil adaptación a su nueva vida. De no tener nada pasó a tenerlo todo con solo estirar la mano y pedirlo y nadie la ayudó en ese proceso. Nadie le enseñó a tratar con respeto a los trabajadores. Nadie le enseñó que tenerlo todo no significa necesariamente gastarlo todo. Nadie le enseñó que el dinero y el poder no implica soberbia y mala educación.

Y, además, Hazal siempre se sintió de segunda división entre los Gürpinar. La señorita de la casa era Cansu. La princesa de papá era Cansu. La hija perfecta de mamá era Cansu. La hermana adorada de Ozan era Cansu. En muchas ocasiones era una invitada en la mansión. Cuando había una conversación familiar trascendental, nadie se acordaba nunca de que faltaba Hazal.

Y ella actuaba como la adolescente inmadura que era: buscando cariño fuera (novios nada recomendables), llamando la atención (¿alguien lleva la cuenta de cuántos escándalos protagonizó?) o atacando sin piedad a Cansu.

En cuanto a Cansu, ha sido, sin duda, la princesa de esta historia. Era todo bondad, candor, dulzura y ternura. Tenía todo para ser feliz, pero la enfermedad se cruzó en su vida y todo cambió. Ella cambió. Si Hazal no tuvo ayuda para gestionar su transición de Gülpinar a Gürpinar, Cansu tampoco la tuvo para asumir su dolencia y la pérdida de su bebé. Y tuvo que pagar las consecuencia. Deniz no se fue porque fuera un mal hombre o porque no la quisiera. Deniz se fue antes de que lo arrastrase la autodestrucción en la que ella había caído. Deniz avisó de lo que estaba pasando. Deniz luchó contra lo que estaba pasando. Pero peleó en solitario y un día ya no pudo más.

La evolución de Oskan y Keriman

Aunque en esta serie todos los personajes han evolucionado, a mayor o menor velocidad, quizá los que más han cambiado han sido Oskan y Keriman. En los primeros pasos de esta serie estaban en la lista de los más odiados: eran ambiciosos, egoístas, avariciosos. Querían su parte del pastel y no dudaban en hacer cualquier cosa para conseguirla.

Sin embargo, con el paso del tiempo hemos descubierto que son supervivientes. Es cierto que quieren dinero porque andan demasiado escasos de él. Es cierto que toman malas decisiones, es cierto que tienen tendencia a hablar de más cuando no deben, pero también es cierto que siempre han acudido cuando los han necesitado.

Y, sobre todo, han sido la mejor válvula de escape al drama que se ha vivido en esta serie. Sus conversaciones siempre lograban arrancarnos una sonrisa o, a veces, hasta una carcajada.

Al final, 'Paramparça' nos deja la sensación de que nada es blanco o negro. Que todo y todos pueden cambiar para bien o para mal. Que un villano puede convertirse en el mejor protector. Que una hija perfecta puede cometer errores. Que una adolescente rebelde puede encauzar sus pasos. Que un hombre digno e íntegro puede sucumbir al lado oscuro.

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