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EL ACTOR PODRÍA GANAR SU TERCER OSCAR CON EL BIOPIC DE SPIELBERG 'Lincoln'

Daniel 'Lincoln'-Lewis, a completar el póquer con un Oscar ya ganado

El Oscar será para Day-Lewis. Terminante. En una cultura en la que apuestas y estadísticas pasan de la numerología a la infalibilidad tres premios:  Bafta, Globos de Oro y SAG urgen el As para un póquer de Day-Lewis. Trofeos a parte, si Abraham Lincoln resucitara pediría ser como Daniel.

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El papel es un caramelo si se hace bien. Que un británico –nacionalizado irlandés- interprete al presidente de los Estados Unidos más apreciado podría ser considerado de temeridad. Si ese actor es Day-Lewis, ganas el Oscar.

Daniel Day-Lewis caracterizado como Lincoln

Hombros caídos, envoltura desgarbada, barriga baja, alto -el más alto de su época- y una elocuencia que ni con prompter se iguala. El irlandés traza un personaje carismático, noble y culto que integra a la perfección auctoritas y potestas.

Apuntaba antes a la temeridad. Imagínese que alguien con la voz impostada -más aguda pero áspera-, con cambio de acento, toneladas de látex facial y cojera le intenta vender algo. Es fácil que se interprete como una hipérbole, como una caricatura, nada más lejos de esta película. A través de los menudos ojos de Daniel ‘Lincoln’-Lewis nos creemos a un paternalista presidente inmerso en una guerra empuñando la causa antiesclavista.

Day-Lewis puede igualar a Nicholson y Brennan con tres Oscar
Liderando todas las apuestas, su éxito no es casual. Con dos Oscar, ‘Mi pie izquierdo' (My left foot, 1989) y ‘Pozos de ambición' (There will be blood, 2007) Day-Lewis puede convertirse en el tercer actor –con Jack Nicholson y Walter Brennan- que logra tres Oscar.

Y es que su purismo a la hora de preparar los papeles le ha llevado a pasarse dos semanas solo en una caravana en el desierto para ‘Pozos de ambición’ o a retirarle la palabra al equipo de producción británico de ‘Lincoln’ y así no intoxicar su estudiado acento de Kentucky.

Sobredosis de empatía: no existe el personaje perfecto, ni siquiera Lincoln
Adjetivando al principal todo es positivo: educado, entrañable, sabio… ¡Ni en un anuncio! Spielberg fuerza un magisterio de empatía hacia el personaje –es un líder excesivamente perfecto- que le resta el hechizo de los párrafos anteriores, sobre todo si visionas la película más de una vez.

“Sí, es Lincoln, y mola, pero que no me vendan hagiografías” puede pensar uno que busque más vida en la trama fuera del personaje. El mito se alcanza con su repentino magnicidio. Morir en la cumbre es sinónimo de éxito social y Spielberg lo explota.

Críticas al guion aparte, lo cierto es que Day-Lewis mimetiza al personaje. El biopic es a DD-L lo que la lana al guante y este le sienta de Oscar.

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