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FESTIVAL DE EUROVISIÓN

'El Sueño de Morfeo', con aires celtas y muchos nervios

Desafiando la más extendida superstición del mundo del espectáculo, la solista del grupo, Raquel del Rosario, vistió de amarillo en su actuación. Sorprendieron la novia finlandesa, la elegante ucraniana y el vampírico rumano, más allá de los favoritos.

'El Sueño de Morfeo' interpreta 'Contigo hasta el final' durante la final del Festival de Eurovisión

EFE 'El Sueño de Morfeo' interpreta 'Contigo hasta el final' durante la final del Festival de Eurovisión

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Un bata que arrastre y que a ser posible brille como una supernova, una silla que aguante el peso y un velo de novia han sido los ingredientes necesarios para mimetizarse y disfrutar como un auténtico "eurofan" del espíritu más bizarro del 58 Festival de Eurovisión, que ha tenido lugar en Malmö.

Las razones del extraño atuendo se han explicado entre las 26 canciones que han sonado, algunas de ellas de gran calidad como la de la francesa Amandine Bourgeais, la primera en actuar, y otras más particulares que han barrido en Twitter. Tras la cantante gala ha actuado la moldava Liona Moon. Su penacho imposible y su falda "elevador" no han ocultado la calidad de su voz.

Le ha seguido el irritante tic de cejas del lituano y, después, Krista Siegfrids, una loca finlandesa que, vestida de novia a lo Cyndi Lauper, ha defendido la legalización del matrimonio homosexual con pop animado y beso lésbico final.

'El Sueño de Morfeo' ha actuado en quinta posición, con Raquel del Rosario desafiando la maldición actuando de amarillo como Moliere y descalza como hiciera en 1983 Remedios Amaya, que cerró su participación sin recibir ningún voto.

Tras un pequeño receso, le tocó el turno a Bélgica, Estonia y Malta. Después, la escasez de tela de la bielorrusa. Sonó entonces la primera favorita de la noche, Rusia, con una balada que recordaba demasiado a Kelly Clarkson. La alemana Cascada le inyectó energía al espectáculo con la discotequera "Glorious", antes de que Armenia interpretara el rock "buenrollista" compuesto por Tony Iommi, de Black Sabbath.

La holandesa Anouk demostró cómo un artista caído en el olvido puede aprovechar la plataforma de Eurovisión para hacerse oír con una nana poco habitual en el festival. El rumano Cezar fue "tema del momento" gracias a su bata-manta con tres metros de cola, escote hasta el ombligo, cruz al cuello, solapa a lo Drácula, pedrería a mansalva y el mismo truco del elevador de la moldava. ¿Hemos hablado de los agudos de castratti?

Aún con los ojos desorbitados de la sorpresa, llegó la auténtica leyenda de la edición, la británica Bonnie Tyler, con una balada que ha ido creciendo en adeptos, "Believe in me".

A partir de aquí el goteo de candidatos al triunfo fue continuo. Suecia, la anfitriona, presentó gran canción, con su intérprete haciédolo todo bien menos sonreír sin parecer un poseso. De Hungría, a destacar el guitarrista.

Llegaba la gran favorita, Dinamarca. Buena voz, dinámica variable, puesta en escena redonda... Su único hándicap, que ha sido siempre la favorita. Rondando su puesto estaba el guapo azerí Farid Mammadov y su doble metido en una caja, con una balada de las que rinden y a veces sorprenden en Eurovisión.

Mucho más divertido fue el conjunto griego. Sustituyan Ska-p por Koza Mostra y cannabis por alcohol gratis. Transportada por un gigante apareció la bella ucraniana Zlata Ognevich, otra de las favoritas gracias a su poderosa voz y a una fábula musical con tal abundancia de mariposas y unicornios, que hizo parecer punk a Mariah Carey.

Marco Mengoni, con poco más que su presencia y una típica balada italiana, se hizo con su parte de público, antes de que llegara la noruega Margaret Berger, la candidata a priori más peligrosa para Dinamarca, con un tema electrónico en la línea de Björk y Garbage. Lástima de vestido cósmico. Las canciones a concurso concluyeron con Pastora Soler y con Bob Sinclair en sus versiones georgiana e irlandesa, respectivamente.

Para terminar, lo mejor: los puntos, una actuación impecable de la nueva reina de Eurovisión, Loreen, y la parodia musical sobre los clichés suecos a cargo de la soberbia presentadora Petra Mede y fugaz aparición de Carola.

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