Alex Lewis junto a su pareja y su hijo antes de contraer la enfermedad

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ERA SU ÚNICA OPCIÓN DE SUPERVIVIENCIA

Un hombre al que le amputaron las cuatro extremidades tras dos semanas pensando que tenía gripe: "Es lo mejor que me ha pasado en la vida"

Aunque su hijo de tres años le repudió en un primer momento porque estaba asustado, ha conseguido consolidar su relación con él y su pareja después de superar una enfermedad autoinmune con un 3% de posibilidades de sobrevivir.

Un padre ha dicho que el año en que perdió la cara y sus cuatro extremidades fue "el mejor de su vida", y que no cambiaría lo que le sucedió. Cuando Alex Lewis, que ahora tiene 38 años, pensó que había contraído lo que él describe como gripe, pensó que unos días en la cama le harían sentir mejor. Quería mejorar para su novia Lucy y su hijo Sam, que tenía casi tres años. Hablando con Metro.co.uk, Alex explica que cómo tenían y vivían en un pub, entraban en contacto con mucha gente diferente, por lo que asumió que se trataba de un resfriado estacional o una gripe.

Sin embargo, después de unas dos semanas se despertó en medio de la noche y había sangre en su orina, por lo que su pareja su pareja decidió llevarle al hospital al día siguiente. Sin embargo, ella se dio cuenta de que la piel del hombre se había empezado a poner morada, y llamó a una ambulancia, que lo llevó inmediatamente al hospital.

"Iban a apagar mi soporte vital"

Alex dice que recuerda haber llegado a través de las puertas dobles del Hospital de Winchester, pero después de eso "todo es borroso". Allí, a su familia petrificada le dijeron que había contraído el Síndrome de Shock Tóxico Estreptocócico A, Septicemia y Necrotisingfascitis, y que su cuerpo se estaba atacando a sí mismo de adentro hacia afuera. A los pocos días de llegar, los médicos determinaron que Alex sólo tenía un 3% de posibilidades de sobrevivir. "Iban a apagar mi soporte vital, pero querían darme una noche más para ver si mejoraba y querían darle a mi familia la oportunidad de despedirse", recuerda Alex. Además, explica que aunque él no recuerda haber sufrido "un dolor insoportable", su familia sí que recuerda haberle visto en una "absoluta agonía".

Después de aquella noche, los médicos decidieron darle una oportunidad. Cuando fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos del Hospital Salisbury, los doctores se vieron obligados a decirle que perdería sus extremidades debido a la infección, así como la parte inferior de su cara. Entonces el enfermo empezó a necesitar escapar y a tener pesadillas, pero no podía moverse: "Estaba tan drogado que no entendía necesariamente la enormidad de lo que estaba pasando, sólo sabía que quería irme".

Sin embargo, tuvo claro que no se quería morir y su actitud cambió cuando los médicos le dijeron que era la única posibilidad que tenía de sobrevivir. Así, después de 11 días en Salisbury, Alex se sometió a una serie de operaciones que le amputaron el brazo izquierdo y las piernas. A pesar de las primeras esperanzas, los médicos tampoco pudieron salvarle el brazo derecho y se lo amputaron por debajo del codo.

"Me ha hecho darme cuenta de lo mucho que amo a Lucy y a Sam"

Alex recuerda que no sólo perdió sus extremidades ese día. Como padre que se quedaba en casa, Alex había construido un vínculo increíble con su hijo, relación que se cortó inmediatamente cuando el niño vio a su padre cambiar frente a él y Sam no quiso entrar en la habitación. "Creo que tenía miedo de ver todas las máquinas, pero Lucy y las enfermeras lograron convencerlo de que entrara", explica. Debido a que toda la piel alrededor de su boca había muerto, le miró y dijo: "Papi, tienes chocolate esparcido por toda la boca". En ese momento, el padre había tomado tanto analgésicos que comenzó a alucinar con un gato vestido como Ms Marple que estaba escondido y riéndose detrás del árbol de Navidad.

En una primicia mundial, a Alex le quitaron la piel de su hombro para injertar un labio superior e inferior de una sola vez, y darle una nueva cara. Alex describe que los colgajos temporales eran realmente dolorosos y se despertaba pensado que algo había salido mal, aunque no fue así.

A pesar de todo lo que ha pasado, Alex sigue diciendo que no se arrepiente de nada: "Sé que suena loco, pero creo que ese año fue el mejor de mi vida". "He vivido más de una vida en los últimos cuatro años que en los 33 anteriores, y me ha hecho darme cuenta de lo mucho que amo a Lucy y a Sam", expone, y añade que "había tantas cosas que lamenté no hacer cuando tenía brazos y piernas, pero no voy a dejar que eso vuelva a suceder".

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