Raimundo les pide que se olviden de la Montenegro. Ni él quiere verla a ella ni ella a él. Pero recibe una invitación personal de Francisca para la fiesta.

Gonzalo insiste en rechazar la invitación, pero llega don Anselmo y acepta.

Francisca reconoce que Olmo hace lo imposible por recuperar a Soledad, y eso le hace pensar… Don Anselmo insiste en que dejen en paz a Soledad, pero Francisca, convencida de que el amor de Olmo es profundo y verdadero, prefiere no intervenir. Quizás sí consiga al final el chico hacer sentir a la pobre Soledad.

Roque no consigue convencer a Francisca de que busque negocios alternativos, parece que el despido de los trabajadores es irremediable.

Emilia quiere saber qué hay entre Fernando y su hija. Francisca ve con buenos ojos esa relación, lo que deja patente el poder que tiene Doña Francisca sobre María en vez del que tiene Emilia sobre su propia hija.

Llega el cuadro de Sorolla. Con horror, descubre que ha sufrido desperfectos durante el viaje.

Fernando confiesa a María sus sentimientos hacia ella.