Sin pretenderlo, Francisca le hace ver a Tristán que María se ha burlado de él. María no podía más y ha venido a ver a su gente, les asegura que todo terminará pronto. Don Anselmo recibe por fin un telegrama desde Cuba. Se queda pálido. Tiene que ver a María.

Aurora no sólo no mejora, sino que cada vez muestra un comportamiento menos disciplinado; parece que su incapacitación va a ser definitiva. Es el médico el que cree que deben impedir que la chica haga siempre lo que quiera, hay que ponerle límites. Y así, Conrado y Lucas hablan de Aurora: los dos la quieren... pero no aclaran cómo.

Severo no quiere hacer nada especial por Nochebuena ni Navidad. Los recuerdos lo impiden.

Ante la afonía generalizada, con mucha pena se cancela en concierto navideño. Este año no hay coro y todos lucen triste en la plaza, parece un mal presagio… hasta que, de pronto, unas angelicales voces surgen de dentro de la casa de comidas. Son los forasteros, cantan como los ángeles, ¿o lo son? La gente se reúne para escuchar los villancicos y se extiende el candor por la plaza. ¡Feliz Navidad!