La vida de Ana ha sido todo un calvario. "Mi marido me denunció y me detuvieron por estar con otro hombre. Esa persona me dejó embarazada y luego se desentendió de todo. Viajé de la Línea de la Concepción a Pamplona a dar a luz y cuando llegó el día una monjita me dijo que se llevaban al bebé para vestirlo y no lo volví a ver jamás".

Por su parte, José asegura que siempre había sospechado de su origen. "Mis padres adoptivos me dijeron pagaron una fortuna por mí, pero no les reprocho nada porque me han cuidado muy bien todos estos años y me ayudaron a encontrar mis verdaderos orígenes".

Ana y José se encontraron a través de la asociación ANDAS. "Cuando nos vimos por primera vez fue tan emocionante que solo llorábamos. No podíamos hablar".