De vuelta a la Casona, Tristán, superado, no conecta con Martín. Rosario tiene que hacerse cargo de él y Pepa sufre por ver sufrir a Martín, que ahora ha quedado en manos de su abuela. Mientras, Juan no atiende a razones, la separación de Soledad lo está volviendo loco y Soledad, sigue enfrentada a su hermano por Juan. Tristán se siente completamente solo pero no da su brazo a torcer: Juan y Soledad no deben estar juntos.

Tristán encuentra la carta que provocó la crisis de Angustias, Tristán culpa a Francisca, pero ella dice que es cosa de la partera y Tristán la cree. Echa a Pepa de la casa.
Pepa le cuenta su encontronazo a Emilia con Tristán, ahora que está fuera de la Casona, ¿cómo va a hacer para ver a su hijo? ¿Qué hacer para recuperarlo? Tiene que hablar con Angustias: ella y sólo ella sabe lo que pasó la noche del incendio. Pepa pide al médico que la autorice a visitar a Angustias. Don Julián entiende que hay algo oscuro tras el exagerado interés que muestra la partera.

Y Angustias, en el psiquiátrico, ha tenido una crisis. Cree que el fuego la rodea y su psiquiatra no consigue calmarla con palabras.

Soledad está muy deprimida sin Juan, Tristán le pide que se comporte con más naturalidad o su madre terminará por sospechar que algo le pasa. Rosario escucha la conversación. Rosario teme que Tristán pueda tomar medidas drásticas para evitar que Soledad cometa una locura.  Al percatarse de que hay un forastero en Puente Viejo, Rosario le pide a los hermanos que estén muy atentos por si quiere hacerle daño a Juan. Pero cuando los hermanos llegan a casa, Juan ya se ha ido con el forastero mal encarado.