Los fieles asisten, atónitos, a la ceremonia de sacrificio de Gonzalo que don Celso lleva a cabo. La sorpresa deja paso a la indignación. Tristán admite que Gonzalo es su hijo y que él lo sabía. Y sin embargo la jugada le ha salido mal al cura, pues lo que ha logrado don Celso es “liberar” a Gonzalo, que rompe con él definitivamente.
Gonzalo se reencuentra con la gente de su infancia a cara descubierta, comienzo por Rosario y sigue por Emilia, a la que necesita abrazar y explicar lo sucedido.
Tristán explica a Rosario y Aurora lo sucedido en Misa. La buena mujer se emociona al saber que Gonzalo es su Martincito.
Alfonso no detecta la mentira de Emilia y está encantado con quedarse el bebé unos días. Emilia, que sigue dando vueltas a los argumentos de Mariana, confiesa a Alfonso la verdad.
Pedro descubre de donde salen las mofas de los paisanos: ¡Son los protagonistas de una tira cómica! Pedro y Dolores no entienden como su cotidianeidad ha terminado publicada en el diario. Hipólito intenta que sus padres no denuncien al autor de la tira convenciéndoles de que es casualidad.
Rita e Isidro no pueden estar simplemente bien. En cuanto se arreglan, sucumben al deseo.
Tristán recuerda momentos relativos a Aurora que parecen no encajar del todo. Aurora detecta la duda que se ha despertado en Tristán y procura mostrarse como una víctima.
Carmen vuelve y confiesa a Gonzalo que ella es su hermana Aurora. La verdadera.