El estado de salud de Candela es crítico. Aurora cae en la cuenta de que puede estar envenenada. Entre sus allegados, flota un sentimiento de culpabilidad por lo que le ha ocurrido a Candela, creía que se había envilecido cuando en realidad sólo ha pretendido salvar a Esperanza de Fernando. Pese a los consejos de sus allegados, Aurora decide no separarse ni un segundo de Candela.
Según el doctor Zabaleta, tanto Candela como Fernando mejoran de sus heridas. Aurora visita a Fernando y parece que con aviesas intenciones.
Francisca le pide a Bernarda que se quede con ella en la Casona aunque Fulgencio ya no esté entre ellas. La doña proporciona a Bernarda la coartada perfecta para cubrir la desaparición de Fulgencio. Bernarda hurga en la frustración de Francisca y Mauricio informa: hay anarquistas en las proximidades.
Quintina se reincorpora al trabajo recuperada de la enfermedad entre las excesivas muestras de afecto de su esposo y sus suegros, está harta de sentirse sobreprotegida y chupa regaliz para fortalecer su cuerpo.