Arturo y Martín Angulo se miden durante las elecciones del Ateneo. Allí, el fiscal le lanza un dardo envenenado: está enterado de que Inés ha estado haciendo averiguaciones por su cuenta en el caso de la mendiga. Arturo tiene que fingir que lo sabía, y riñe severamente a Inés, que queda muy afectada. Emilia acusa a su marido de haber echado a perder su estrategia con su precipitación, y le obliga a pedirle disculpas a Eusebio. Josefina ha pasado una mala noche como consecuencia del disgusto.

Mauro promete regenerarse, pero su padre tiene otros planes para él. Pelayo se siente abandonado por Marcelino y está dispuesto a capitular en el asunto de los uniformes al darse cuenta de lo mucho que ha hecho Manolita por la familia.