Este thriller dirigido por Andrew Niccol nos sitúa en un futuro no muy lejano en el que los científicos han logrado aislar el gen causante del envejecimiento humano. De esa forma, al tener controlado ese gen, toda la población permanece estancada en los 25 años. Sin embargo, para evitar la superpoblación, se toma una decisión drástica: el dinero deja de existir y las personas ganan (y gastan) tiempo de sus vidas. De esa forma, el tiempo pasa a convertirse en moneda de cambio, y los más ricos son los que más años viven, mientras que los pobres tienen que ganarse su supervivencia con su trabajo día a día.