"Marrackech no les gusta a Sabrina y Jonathan porque está oscuro" por @SuperFalete

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SUPERFALETE COMENTA EL TERCER PROGRAMA DE 'CASADOS A PRIMERA VISTA'

"Marrackech no les gusta a Sabrina y Jonathan porque está oscuro" por @SuperFalete

José Ramón y Alberto se han quitado la ropa, se han metido en la piscina y han tenido que devolver la conexión porque Antena 3 no tiene el aparato ese de codificar las imágenes. Por eso preferimos a Bernardo, que solo ha disfrutado de la boda durante el banquete. Mi pronóstico es que de aquí salen como mínimo tres divorcios rápidos. Es bueno, porque es uno de los principales motores de nuestra economía y así saldremos antes de la crisis. Por @SuperFalete

José Ramón y Alberto no se gustaban, pero al final han bailado, se han besado y se han olvidado de tupés y de orejas desplegadas. “El cuerpo nos pedía quitarnos la ropa”.  Y se la han quitado, se han metido en la piscina y han tenido que devolver la conexión porque Antena 3 no tiene el aparato ese de codificar las imágenes. Esta pareja por ahora va tan bien que parece una estándar de Facebook. Eso aburre.

Por eso preferimos a Bernardo, que solo ha disfrutado de la boda durante el banquete. Si algún día me caso, invitaré a su familia y amigos para que la amenicen. Se saben todo el repertorio, desde el  “Que se besen los novios” al “Así no, que se den un piquito”. Luego ya se ha quedado a solas con Andrea y ha dormido en el sofá. Para colmo, la ha llamado Almudena, que será el nombre de una de sus cabras. Creo que a Bernardo le gustaría tener una charla privada en una habitación insonorizada con los programadores del ordenador que le ha emparejado con Andrea.

Los nuevos son Tito y Cristina. Él le pregunta a ella si es su “prototipo”, como si fuera un experimento genético o un replicante. Ella le contesta que, para su gusto, le falta un palmo. De altura y en vertical, creo. Y esto se podría arreglar, pero hay algo insalvable: igual que Pedro tiene a Alexia y  Jonathan a su madre, Tito tiene una hermana que es la ubercuñada. Le molesta todo de Cristina, desde que viva en Barcelona hasta que bese al hermano. “Le tienes que gustar a mi hermano, pero a mí también”, dice. Freud habría rellenado un cuaderno entero de anotaciones con ella.

Mientras tanto, Sabrina y Jonathan ya están en Marrakech. “Despertarse por primera vez con un marido al lado es muy bonito y muy fabuloso”, dice ella.  Jonathan dice que para él “Marruecos es ir, comprar cosas, gastar…” Y esto “no hay nada que lo pueda estropear, a no ser que venga un tiburón”. Porque, ¿quién no ha oido hablar de los famosos tiburones de Marrakech? Luego llegan allí y tiburones no ven, pero no les gusta mucho porque de noche está oscuro. Alguien les debería haber avisado de este fenómeno natural. Mientras tanto, Sabrina demuestra que hablará seis idiomas, pero el francés no es uno de ellos y el klingon allí no parece que le vaya a ser muy útil.

Mónica se lleva a Pedro a las montañas, pensando que este Pedro es el amigo de Heidi. Pero no, a él se le ve disgustado, aunque Mónica no deja de repetirle que nunca diga que algo no le gusta si no lo ha hecho con la persona adecuada, que según ella es ella misma. Porque Mónica piensa que va a utilizar a la luna de miel para llevar a su terreno a Pedro.  Mónica es de esas personas que comienzan por decirte “Me gustaría que fueras más cariñoso, cariño”, siguen con un “Tienes que hacerme más caso, cariño” y acaban con un “Tírate por la ventana, cariño”, sin pestañear. La gente así me aterroriza. Si yo fuera Pedro dormiría en otra habitación y con un candado en la puerta.

Mi pronóstico es que de aquí salen como mínimo tres divorcios rápidos. Es bueno, porque la cadena boda con banquete-viaje de novios-divorcio es uno de los principales motores de nuestra economía y así saldremos antes de la crisis.

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