Algunos candidatos en estas elecciones han dejado la sotana para ser alcaldes

El 22 de mayo cumpliría 12 años como sacerdote si no fuera porque ha dejado de serlo. La Iglesia le obligó a optar entre su pequeña parroquia en la Manjoya y la presidencia del Principado de Asturias. Y Arturo García decidió seguir haciendo lo mismo desde otro lugar.

No tiene experiencia en mítines, pero sí en sermones, y promete en sus actos electorales someterse a las preguntas de quienes asistan. Lo suyo -dice- no es de izquierdas ni de derechas. Arturo García renuncia a la seguridad de unos votos sacerdotales que podrían ser para toda la vida a cambio de unos posibles votos en las urnas que, como mucho durarán 4 años. Un paso arriesgado que, sin embargo, otros ministros de Dios ya dieron anteriormente y parece que con bastante fortuna.

En Cómpeta, Málaga, José Luis Torres es el señor alcalde. Cuatro años antes era "el señor cura" que incluso se dejaba crucificar en las procesiones de Semana Santa. Cambió la sotana por la chaqueta y la corbata, y ahora aspira a ser nuevamente el pastor, político, de sus vecinos. No le gusta dar consejos pero advierte que un buen cristiano no debe aferrarse al sillón de mando. En el caso de Arturo García, si lograra la presidencia de Asturias al primer intento, tal vez deberíamos creer en los milagros electorales.