El Chato, enamorado, visita a Lupe en la mansión de los Montoro y le regala un anillo de las joyas que robaron al carruaje que escoltaba Mendoza.

Los jornaleros de los Montoro amenazan con ir a la huelga si no se aceptan sus reivindicaciones. Roberto intenta convencer a Álvaro para que las acepte. Álvaro está dispuesto a hacerlo con una condición: él se hace cargo de las cuentas del cortijo y Roberto se limitará a controlar a los jornaleros. Roberto acepta.

Mario está cada vez más enamorado de Adela… y ella de él. Esto provoca el desasosiego de los dos, porque su amor es imposible.

Los anti-taurinos, con Flor a la cabeza, intentan disuadir a Pepe para que no construya la plaza de toros con dinero público… pero  Pepe sigue erre que erre en construirla. Lucero de Linares le convence para traer al pueblo a Frascuelo, un torero famoso, y así convencer a los vecinos de las excelencias de las corridas de toros.