Martina sigue tejiendo su estrategia maquiavélica para ser la dueña y señora del cortijo de los Montoro. Álvaro recibe la visita de Roberto que le advierte sobre los peligros que entraña tener a Melgar como empleado.
Mientras, los Montoro reciben con los brazos abiertos al gobernador y, en privado, Álvaro y Martina le informan del verdadero motivo de su visita: ellos quieren que cambie el trazado proyectado de la red ferroviaria.
Sara está hecha un lío en cuestiones sentimentales. Se ha roto su noviazgo con Miguel y también piensa demasiado en Roberto. No sabe qué decisión tomar.
Pepe, que sigue abatido por el rechazo de María del Sol, tiene un encontronazo con un forastero que resulta ser el gobernador. El padre Damián decide hablar con María del Sol. La mujer le confiesa que su corazón pertenece a otra persona. Le habla de un amor prohibido. El cura malinterpreta sus palabras y cree que está hablando de él.
Marcial echa de menos a la maestra y quiere ir a Arazana. Los bandoleros le recuerdan que es peligroso y el galeno se decide a mandarle una carta. Rafalín acabará siendo el mensajero.