Tomás, incitado ante la presión de saberse descubierto por Adela, decide confesarle la verdad tras hablar con Guillermo y quedarse impresionado ante la determinación de éste de asumir los propios errores.
Marcelino, que había decidido teñirse las canas por su cuenta, comete una serie de errores en el proceso que tienen la desagradable consecuencia de dejarle el pelo completamente blanco. Loli no podrá hacer nada para salvarle su antiguo color.
Pepa se entera por su propio hijo de que éste sabe lo que hay entre ella y Toni. Además, Eladio es puesto en libertad.
Víctor invita a Loli al cementerio de su hijo y le expresa que ya no encuentra motivos ni fuerza para seguir luchando.