Augusto, empeñado en aislar a Valeria de todo y de todos, continúa suministrándola sedantes mientras comunica a las personas cercanas a ella que Valeria está agotada y necesita descanso.
Héctor está convencido de que lo que tiene en la cabeza es algo que va a acabar con él. Además de hacer testamento, habla con Asunción para que si fuera necesario Bonilla asumiese la tutoría de Jesús. Asunción que se niega a aceptar el fatalismo de su marido, discute con él.
Luis desolado, tras un descubrimiento de su pasado, ha decidido marcharse a México, sin embargo, una conversación con Pelayo en la que ambos comentan el terrible peligro que supondría denunciar al mundo lo que está ocurriendo con su vacuna, le hace tomar otra decisión distinta.