EVITA LESIONES

¿Cuál es la mejor sandalia para no sufrir?

Idoia Pascalet Plaja, podóloga especializada en análisis y asesoramiento de calzado, nos aconseja sobre el calzado que debemos elegir este verano.

Sandalia con sujeción de talón.

Sandalia con sujeción de talón.iStock

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El inicio del verano nos hace felices a muchos, pero cuando llega el momento de descubrir nuestros pies y empezar a usar sandalias, nos damos de bruces con la realidad: ampollas, rozaduras, heridas y hasta lesiones que no comprendemos de dónde vienen.

Los zapatos de verano pueden ser muy bonitos y fáciles de poner, ya que no dependes de calcetines ni de cordones, pero a su vez pueden ser nuestros peores enemigos. La transición de zapato cerrado a abierto suele ser muy dolorosa.

Pero, al contrario de lo que se suele decir, en NovaMás creemos que para lucir no hay que sufrir. Por eso, hemos hablado con la podóloga especializada en análisis y asesoramiento de calzado, Idoia Pascalet Plaja (@idoiapascalet.podologa en Instagram), y le hemos preguntado por el mejor calzado de verano.

La sandalia perfecta

Aunque parezca imposible, la sandalia perfecta existe. Y no, no tiene que ser ortopédica ni de trekking. Lo que pasa es que no es tan fácil de encontrar como nos pensábamos.

Según nos ha contado Idoia, el calzado ideal para los meses más calurosos del año tiene que cumplir tres requisitos:

- Que tenga buena sujeción en el talón y/o tobillo, para que "nuestros dedos puedan permanecer relajados". Para lograr este objetivo, también es importante que la sandalia no sea muy pesada.

- Que la suela sea flexible y antideslizante, con al menos un centímetro de grosor. "Una suela muy fina o endeble puede provocar que nos clavemos algún cristal o nos demos un golpe", apunta la podóloga. Además, una suela demasiado rígida nos impide realizar el movimiento de propulsión del pie de forma correcta.

- Que transpire, por lo que debemos evitar a toda costa las sandalias fabricadas con materiales como el plástico, aunque sean más baratas. En su lugar, debemos buscar calzado hecho con materiales naturales, "ya que conservan el pie más seco y evitaremos rozaduras y ampollas".

Sandalias que debemos evitar

La especialista en asesoramiento de calzado insiste en que lo más importante a la hora de calzarnos es una sujeción correcta, por lo que las sandalias que son tendencia este verano, las tipo pala, son unas de las menos recomendables, porque alteran nuestro patrón de marcha. "Damos pasos más cortos, alterando el funcionamiento normal de la musculatura de la pierna", nos explica.

Sandalia tipo pala
Sandalia tipo pala | iStock

Otro calzado con el que no deberíamos pasear o hacer turismo son las chanclas, ya que "generan inestabilidad" y "apenas tienen sujeción". Eso causará un sobreesfuerzo en nuestros dedos que puede provocar diversas dolencias que contaremos en el siguiente apartado de este artículo.

Sin embargo, Pascalet advierte que no debemos olvidarnos por completo de las chanclas, pues sonmuy necesarias para ir a la piscina, a la playa o andar por vestuarios y gimnasios. Estas son zonas con alto riesgo de contagio y con las chanclas evitaremos maceraciones y aparición de hongos.

Chanclas
Chanclas | iStock

¿Qué problemas nos puede causar un mal calzado?

Idoia trabaja en la clínica Kinesi, ubicada en la Costa Brava (Cataluña). Al tratarse de una zona de veraneo, se ha encontrado en más de una ocasión con pacientes que han tenido que interrumpir sus vacaciones para pasar por su consulta por un problema de pies causado por llevar calzado inadecuado.

Las "lesiones de verano" -así las llaman los expertos- más comunes son las siguientes:

Dedos en garra

Esta dolencia, llamada metatarsalgia, ocurre cuando nuestros pies se ven obligados a hacer garra para sujetar el calzado en cada paso. Debido a este sobreesfuerzo, se genera una "mayor tensión tanto en dedos como en la planta del pie" que termina causando dolor.

Inestabilidad

La inestabilidad en sí misma no es ninguna patología ni lesión, pero puede provocar torceduras o esguinces. "De ahí la importancia de una suela antideslizante, ya que al mojarse no hay riesgo de resbalar ni perder el equilibrio", recuerda la podóloga.

Fascitis plantar

Cuando nuestro calzado nos provoca la inflamación de la fascia plantar -que es el tejido de la planta del pie que va desde la base de los dedos hasta el talón-, sentimos un "dolor agudo e invalidante que se suele localizar en la zona interna del talón".

Las chanclas son las principales causantes de este problema, ya que al estar sujetadas solamente entre el primer y el segundo dedo, generan más tensión "en la fascia y en la musculatura posterior de la pierna, como el tendón de Aquiles, gemelos, soleo e isquiotibiales".

Además, este tipo de calzado excesivamente plano puede llegar a generarnos dolencias en las rodillas y la cadera.

Cómo preparar los pies para el verano

Idoia nos explica que para prevenir las lesiones producidas por el calzado de verano es muy importante "hacer la transición de zapato cerrado a sandalias de forma progresiva". "El pie está acostumbrado a que los últimos meses ha ido muy sujeto al tobillo", por eso debemos ir adaptándolo poco a poco a otro tipo de calzado con menor agarre.

"Lo más bonito de la sandalia son los pies que van dentro"

Recuerda Idoia

Por otro lado, la experta nos recuerda que "lo más bonito de la sandalia son los pies que van dentro", por lo que también deberíamos visitar a nuestro podólogo para hacer una puesta a punto.

El experto podrá "eliminar durezas, cortar o fresar adecuadamente las uñas, así como revisar el pie y, si es necesario, realizar un estudio biomecánico para valorar la marcha en general". Por otro lado, también comprobará que no haya hongos o papilomas, más fáciles de contagiar en esta época del año.

¿Y qué puedes hacer en casa? Una buena hidratación para evitar las grietas de los pies. "Es importante usar diariamente una crema específica para pies con urea para garantizar su correcta hidratación", señala Idoia.

Al final de nuestra charla, la podóloga ha recordado lo importante que es que este verano pongamos protector solar a nuestros pies, ya que suele ser una de las zonas más olvidadas a la hora de untarnos en crema.

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