CUANDO LA ACTRIZ DORMÍA FUERA DE CASA
María Castro cuenta lo difícil que ha sido para su marido quedarse solo por las noches con sus hijas
María Castro se ha sincerado a través de sus redes sobre lo duros que estos dos años se han hecho respecto a las noches en las que ella no ha podido dormir en casa por trabajo. "Llantos interminables" que "le tocaba gestionar" a su marido, José Manuel Villalba, en los que la pequeña Oli "balbuceaba 'ma má te ta'" sin dejar que "ni tata ni papá" se acercasen.
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"Todo llega aunque parezca imposible", son las palabras que cuando María Castro arrancó su gira hace dos años tan difíciles de creer le hubiesen resultado. Una aventura que comenzó cuando su hija Oli "apenas tenía cuatro meses" y que, ahora, "a seis funciones de terminarla" y coincidiendo con el último bolo que le implica "dormir fuera de casa", ha sido esta "LA PRIMERA NOCHE en la que Oli, en sus despertares, llamaba 'papá' y no por 'mamá'".
730 días de "pruebas, de noches irregulares y muy malas" son las que han tenido que pasar para que la benjamina de la familia entienda que "de noche 'papá también es casa, no solo mamá'". Noches muy "duras" que la actriz, pese a que iba a decir "solo lo sé yo", reconoce que "solo lo sabe él, su papá".
Y es que, a pesar de que ella "lo padecía", porque en su "alma" no funciona el refrán de 'ojos que no ven corazón que no siente', la realidad es que "quien se lo zampaba frontalmente y a quien le tocaba gestionarlo" era a su marido, José Manuel Villalba, aquel que "sin teta a bordo", el resto de armas "se le tornaban inútiles".
Y es que, tal y como la intérprete ha confesado, "ha habido llantos interminables" en los que, la pequeña de la casa, se sentaba en la puerta de casa señalando con "su dedito" a la calle y "balbuceaba 'ma má te ta'" sin dejar que "ni tata ni papá" se acercasen por el simple hecho de que "no eran mamá".
Noches también en las que tanto Olivia como su primogénita Maia lloraban "al mismo tiempo", "la pequeña por su necesidad y la mayor al ver llorar tanto a la pequeña". Pero no solo ellas, seguro que, pese a que no se lo haya dicho, "hasta ha habido noches en las que habrá llorado José" de pura impotencia e inseguridad; dos factores que a lo largo de todo este proceso de crianza ambos han llevado de la mano.
Sufrimiento que la propia actriz también ha vivido desde la distancia llorando "desde la habitación de un hotel lejos, muy lejos" del que no podía irse a la vez que "el sonido del sacaleches" le hacía de somnífero.
María Castro reconoce que "ha habido otras solo 'regulares', e incluso algunas 'potables'", sin embargo, "el enfrentarse a todas y cada una de ellas, sin saber cómo iban a ir", le generaba tanto a su marido como a ella "cierto estrés difícil de gestionar".
Tanto es así que incluso pensó "en dejar la teta", sin saber muy bien cómo porque ella "no está preparada y yo ya ni lo sé". Pero la realidad es que le llegaban tantas anécdotas de sus seguidores confirmándole que "no solo era por la teta" sino que era "el olor de mamá" que la gallega lo fue dejando estar "mientras rezaba porque el siguiente bolo fuese mejor y probando José estrategias diferentes".
Pues bien, "parece que lo hemos conseguido", ha confesado la intérprete esta vez siguiendo en su propio tablón de comentarios. Y es que, Oli "se ha hecho mayor", o al menos así lo ha demostrado "en lo que a la noche se refiere" y, tras mucho tiempo, "se ha aferrado a la figura de papá, igual que a la de mamá". Algo que hace este proceso "mucho más fácil, más conciliable y más bonito".
Antes de concluir su texto asegurando que "todo pasa y hemos vencido", María Castro ha querido agradecerle a su marido la fortaleza con la que ha conseguido llevarlo a cabo: "Gracias papá por tu cobertura, porque mi trabajo no era fácil pero el tuyo lo era menos. Somos un gran equipo. Una gran familia. Te quiero. Os quiero".
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