Madrid Central quiere evitar los ruidos y reducir la contaminación acústica de la ciudad. Para ello controlará mediante decretos que los repartidores realicen el reparto con el motor apagado, que las carretillas que utilicen tengan amortiguación y que el cierre de los locales se haga de una forma silenciosa.
Con las medidas planteadas los repartidores se sienten perseguidos, "para nosotros es un impedimento detrás de otro", dice un repartidor. Además ellos creen que no son los que más ruido hacen porque "lo hacemos hasta las 12 de la mañana".
Además de apagar el motor, los repartidores deberán tener carretillas con amortiguación. "Que nos den subvenciones y lo hacemos", dice un repartidor.
A partir de ahora se controlarán los ruidos innecesarios y la manipulación inadecuada de mercancías. "Pues esto nos está complicando la vida ya que los horarios que tenemos para repartir en Madrid son escasos", Ángel Parras, de la plataforma de afectador Madrid Central.
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