A principios del siglo XX, el secretario del Ayuntamiento de Huerta del Rey, en Burgos, decidió acabar con la duplicidad de nombres en el pueblo, según dice el propio Adolfo Moreno, "para ahorrar trabajo al cartero".

Desde hace muchos años, Gudelia, Arquicio, Arandilla o Baraquicio se reúnen en unas jornadas en las que es difícil escuchar dos veces el mismo nombre.