Clara quiere ayudar a los bandoleros a atrapar a Olmedo. La joven volverá a la posada para convencer a Eva de que quiere ser la prostituta privada de Olmedo, que está encantado con ello.
Olmedo, siguiendo órdenes de Eusebio, cuelga carteles por el pueblo reclutando caza recompensas para acabar con los bandoleros. Esto preocupa seriamente a Sara y a Roca. Pablo también se opondrá a esta medida de su padre.
Empiezan los ensayos de la obra sobre el martirio de Santa Eulalia, pero Rafalín no parece el apropiado para encarnar a un gobernador romano.