Mauro busca compartir el máximo de tiempo con Inés, hasta el punto de acompañarla junto con Macarena a ver su nuevo piso. Sin embargo, lejos de estar alegre, abandona la casa en cuanto Macarena le propone que bailen. En su regreso a su casa, Mauro se topará con Arturo a quien confesará casi sin querer sus sentimientos hacia Inés. Su impacto es total cuando Arturo le insinúa que él no es hombre para su hija pero, hasta tal punto está Mauro enamorado, que a raíz de esto decidirá dar un vuelco a su vida, volver a los estudios y hacerse merecedor de ella, quien, a su vez, ha confesado a Macarena que también bebe los vientos por el joven. Arturo, por su parte, sigue sin encontrarse bien consigo mismo en muchos niveles y Pía empieza a sospechar de su gran secreto.
En la plaza, mientras tanto, se entrecruzan las historias de Pelayo y Marina. Él quiere un transistor a toda costa y no parará hasta hacerse con él, aunque le costará un duro enfrentamiento con Manolita por meter la pata con Manolín. Marina, por su parte, está ilusionada con su nuevo trabajo y cree que no tendrá problema en ganarse la vida cosiendo y así pagarle la máquina a Guillermo. Su sorpresa, decepción y preocupación será total cuando Belén le impida coser a según qué horas, pues el ruido es insoportable para otros huéspedes y ella debe velar por el bienestar de todos.