La familia Navarro tiene una nueva celebración la comunión de Nico y Mateo, los dos más jóvenes del clan. Laura y Pilar, cuñadas y archienemigas han sido las encargadas de organizar el evento. Como diría el bueno de Enrique en uno de sus partes meteorológicos, “cien por cien de posibilidades de tormenta”. Ya que ambas son muy diferentes Pilar ha elegido la iglesia mientras que Laura ha decidido hacer el convite en un paintball, algo que no le ha hecho nada de gracia a Pilar.
Eva, mientras tanto, es feliz con David, su nuevo novio, una imposible mezcla de atleta sexual y amigo sensible, siempre atento a todos sus caprichos. Lo que ella ha venido a llamar el 'Vikingo Gay'. Pero el hombre perfecto tendrá que superar la prueba definitiva: una celebración con los Navarro.
Santi y Rose vuelven de su viaje de novios y se encuentran con un okupa en su nidito de amor: Manuel, que tras su reciente separación, no tiene otro sitio donde ir. Santi quiere disfrutar de su mujercita en la intimidad, así que no está dispuesto a quedarse con su padre y para ello tendrá que conseguir que su madre perdone a Manuel, algo altamente improbable, pues Concha sospecha que su marido hace años tuvo un hijo secreto con una empleada de la pastelería.