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¿Ayuno intermitente o 5 comidas al día?: Lo mejor es la alimentación intuitiva

Te explicamos por qué estos dos planteamientos pueden no ser adecuados para ti.

¿Ayuno intermitente o 5 comidas al día?: Lo mejor es la alimentación intuitiva

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Solemos preferir planteamientos sencillos, reglas fáciles de entender a la hora de comer. Nos resulta cómodo pensar que si comemos así “lo estamos haciendo bien” o que si comemos de esta otra manera “lo estamos haciendo mal”. Pero lo cierto es que en cuestiones nutricionales uno más uno no suman dos y hay muchísimas variables en escena.

Errores comunes en la alimentación

Pensar que solo puedo ingerir alimentos entre las 12 h y las 20 h es un planteamiento fácil de entender, o que tengo que seguir siempre el mismo patrón horario y, por ejemplo, comer siempre a las 8 h, a las 11 h, a las 14 h, a las 17 h y a las 20 h.

Pero… ¿Necesitamos comer todos los días lo mismo, las mismas cantidades, los mismos alimentos y a la misma hora? ¿Tenemos todos los días el mismo gasto y las mismas necesidades? ¿Qué ocurre si mi pauta alimentaria me prohíbe comer hasta las 12 h de la mañana y siento hambre a las 10 h? ¿Tengo que aguantar el hambre? ¿Qué ocurre si mi pauta me obliga a comer a las 11 h de la mañana pero no siento nada de hambre? ¿Tengo que comer igualmente para “hacerlo bien”?

Comer, entre otras cosas, es una necesidad fisiológica como puede ser hacer pis. El cuerpo nos pide lo que va necesitando. Imagínate que tienes que poner una pauta para ir al baño y solo puedes ir entre las 12 h y las 20 h y si tienes ganas fuera de esas horas te tienes que aguantar; o que tienes que ir a las horas establecidas, pero si no tienes ganas tienes que ir igual y no puedes salir hasta que te salga una cantidad determinada. Visto así, suena absurdo, ¿verdad?

El origen

El problema es que desde bien peques nos han enseñado a no escuchar ni atender nuestras necesidades, que lo correcto es seguir unas normas para comer. Te explico a qué me refiero.

Un bebé que toma pecho se autorregula solo. No sabe ni hablar para pedir comida, pero desde recién parido sabe reptar hasta el pecho de su madre y comer por sí mismo, así como sabe soltar espontáneamente el pecho si siente que ya es suficiente.

En una edad en las que las necesidades energéticas varían por momentos, y aún así, se autorregulan a la perfección: un día hacen muchas tomas, otros días menos, unos días tomas más largas, otros días tomas más cortas… En función de las necesidades de cada momento. Acaban de nacer, pero saben hacerlo a la perfección. ¿Cuándo empieza el problema?

El problema suele empezar cuando empiezan a tomar alimentos tangibles y visibles en el plato. Ahí pueden empezar a recibir mensajes del estilo: “No has comido nada, come un poco mas”, “Ahora espera un poco que todavía no es la hora de comer”, “No te puedes levantar de la mesa hasta que no te hayas terminado el plato que te he servido”, “No puedes salir de casa habiendo desayunado solo eso”, “¿Cómo te vas a acostar habiendo cenado tan poco?” “Para ya, que ya has comido mucho”…

¿Cuál es el mensaje que se aprende con todo esto? Pues que no debemos escuchar y atender lo que nuestro cuerpo nos dice, sino seguir las normas que nuestra familia nos enseña (que en cada familia son diferentes, aunque suelen tener mucho en común). ¿Y cómo sabe una persona lo que necesitan sus criaturas en cada momento? Pues en realidad es imposible que lo sepa y altamente improbable que acierte.

Las consecuencias

Es lógico que tras muchos años creciendo con estos mensajes y reglas para comer, en la edad adulta, no sepamos escuchar nuestras necesidades, incluso que ni siquiera sepamos identificar cuándo sentimos hambre y cuándo empezamos a sentir una sensación de saciedad cómoda y parar ahí.

Es lógico, pues, que después acudamos a que otras personas nos lo digan, buscando un control externo, como por ejemplo, cuando acudimos a la consulta de dietistas-nutricionistas esperando que nos digan cuándo y cuánto debemos comer en cada momento, a que nos den aún más normas para comer. A que una persona de fuera nos diga lo que solo nosotros debemos percibir desde dentro.

¿Y qué es más útil para autorregularnos? ¿Seguir más normas externas o reconectar con nuestras necesidades?

Alimentación intuitiva

La tarea no es sencilla, pero reconectar con nuestras necesidades es la única forma en la que podemos autorregularnos con acierto. Y de eso trata la alimentación intuitiva, de reaprender el escuchar y atender nuestras necesidades, de dejar atrás las dietas, de buscar lo mejor para nuestro cuerpo/mente como un todo desde la flexibilidad, de hacer las paces con la comida, de escapar de planteamientos que aunque sean fáciles de entender, son rígidos y difíciles de sostener, o de planteamientos que nuevamente implican desatendernos y asumir las consecuencias físicas y/o psicológicas que esto conlleva.

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