Sara decide tender una trampa a Melgar para conseguir la confesión que pruebe que se trata del verdadero asesino de Richard Thomas. La inglesa consigue que el criminal confiese, pero Melgar arremete contra Sara intentando matarla.
Álvaro se siente desconcertado ante la boda de su padre. La mujer de la que se ha enamorado locamente va a convertirse en su madrastra. Martina le tranquiliza. Su matrimonio no ha de ser impedimento para que ellos sigan siendo amantes. Álvaro ahoga sus celos en alcohol.
Martina entrega a Don Germán, como regalo de boda, el documento que certifica que el trazado y la ubicación del apeadero de la nueva vía férrea, queda situado dentro de los límites de la finca de los Montoro.
Tomás termina por confesar a Roberto que en realidad él sí que formó parte del grupo que apaleó a Álvaro Montoro. El patriarca de los Pérez asegura que no está dispuesto a tragar más, ante la sorpresa de su hijo.
AVANCE: Se reavivan en Sara sus sentimientos hacia Miguel