Vacían un pozo en el domicilio del marido de Sonia Iglesias en busca de pruebas sobre el paradero de la mujer

Sonia Iglesias desapareció el 18 de agosto de 2010. Su rastro se perdió en torno a las 10,00 horas. Fue su marido, Julio Araujo, quien dio la voz de alarma de la desaparición.

Contó a los agentes que desayunó con su mujer y que después ésta fue a pie a trabajar porque ese día había mucho tráfico en el centro. Pese a su versión, el marido de Sonia fue siempre el principal sospechoso para la familia.

La investigación judicial mantuvo a Araujo como imputado en el caso por el hecho de que una llamada telefónica le situara a 10 kilómetros de Pontevedra en el momento de la coartada y el hallazgo de un preservativo que contenía sus restos biológicos. Sin embargo, la falta de indicios acabó con el archivo provisional del caso.