Las sorprendentes historias de las estrellas 'olvidadas' de la lucha libre

Si ya es difícil sobrevivir a la lucha libre mexicana cuando se está en activo, más lo es todavía cuando los luchadores dejan el cuadrilátero y se retiran. Son muchas las estrellas olvidadas y rotas, que no encuentran su lugar en el mundo cuando dejan su profesión.

Cuerpos doloridos por los golpes, reventados de haber estado décadas en el ring esas son las secuelas, que suele dejar uno de los deportes más lesivos en los luchadores una vez retirados.

Kemonito, que mide 80 centímetros y estuvo 40 años acompañando a los luchadores en el ring es uno de estos ejemplos. Él lo tiene claro: "Te deja dolorido. Además, para mi los golpes suponían el doble", dice.

Supermuñeco es uno de los luchadores a los que más secuelas le dejó este deporte. Pese a esto, para él, el mayor de sus problemas es la soledad: "La soledad en el cuarto es muy fuerte. He llorado solo".

Por último Karma, que es el mayor de todos. A sus 92 años y sin recursos este luchador confiesa estar esperando a la muerte: "Mi vida es esperar a que el Señor venga a por mí".