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El impacto de la noticia en Lucas es devastador. Hay sentimientos encontrados. Por un lado, el rencor hacia una familia que le abandonó. La cabeza le pide que siga su camino, su vida en Valle Perdido, sin mirar atrás, sin preocuparse por aquellos que le rechazaron. Pero Lucas tiene un corazón demasiado grande para el rencor. Así que, por otro lado, siente que tiene que estar con ellos, que necesita saber que él no les ha fallado cuando le necesitaban. Tal vez ésta sea la última vez que vea a sus padres con vida.

Sandra ha hecho grandes progresos en sus investigaciones junto a Lucas. Ahora tiene en su poder un viejo vinilo con un mensaje misterioso y a la vez revelador: existe una cura para los poderes y Humberto conoce la clave para desarrollarla. Pero esas palabras esconden a la vez un protagonista desconcertante, el destinatario del mensaje, la hija de Humberto. ¿Dónde está?¿Quién es?¿Podrá ella ayudarles a encontrar la cura? Sandra se apoya en esto y en un recorte de prensa con una foto y una fecha que estaba entre los papeles de la investigación. Es el mismo recorte que condujo a Leo y a Culebra a Villa Dorita semanas atrás. Sandra sospecha que en ese papel está la clave y cree que si va a la hemeroteca de Valle Perdido y es capaz de encontrar el periódico original, dará con la información sobre Humberto que anda buscando. Así arranca una aventura que esta vez Sandra librará en solitario y que la obligará a enfrentarse a obstáculos sorprendentes recurriendo a sus poderes

Culebra está al límite de sus emociones. Levantarse cada día y tener que ver, escuchar y sentir a Sandra tan cerca sin poder estar con ella le está destrozando por dentro. Ese dolor, esa frustración lleva días empujándole hacia Michelle, y hoy, más dolido que nunca, le lanza hacia ella con tanta fuerza que podría sacarle incluso de esa casa, de esa familia, de esa vida.

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