Repasamos sus mejores momentos

Las luces y sombras de Han: Así ha sido su gran evolución en 'Inocentes'

Las luces y sombras de Han: Así ha sido su gran evolución en 'Inocentes'

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Desde que conocimos a Han Derenoğlu, lo hemos querido, odiado, compadecido y hasta nos ha dado miedo en muchas ocasiones. Con el tiempo también hemos descubierto que su único deseo era amar y ser amado.

Cuando vimos a Han por primera vez, descubrimos a un hombre tímido, reservado, protector con su familia y con unos ojos cargados de miedo, rabia y mucho dolor. Al igual que sus hermanas, estuvo marcado por una infancia infeliz donde solo buscaba el amor de unos padres que nunca supieron dárselo.

Sus obsesiones y problemas

Han culpa a sus problemas en su infancia a la hora de relacionarse con los demás.

Aunque Han, aparentemente es un exitoso hombre de negocios, tiene un secreto que descubrimos en los primeros capítulos de la serie.

Por la noche, cuando nadie lo veía, Han recorría los contenedores en busca de basura que para él era como si encontrase pequeños tesoros. Este trastorno es síndrome de Diógenes, y quienes lo sufren, como Han, compensan sus carencias afectivas recogiendo lo que otras personas tiran a la basura.

Esa falta de cariño, y esa sensación de abandono le llevó a Han a buscar esa basura entre los contenedores para construir un mundo creado por él mismo con una imaginaria seguridad que tanto necesitaba en medio de su inquietante realidad.

Todo lo mantuvo en secreto hasta que Safiye lo descubrió quedándose totalmente sin palabras al descubrir lo que hacía su hermano por las noches.

Gracias a su ayuda incondicional, Han pudo dejar a un lado esta práctica encontrando en su familia, y sobre todo en su hermana Safiye, ese amor que tanto necesitaba.

Han, además es un hombre que a veces saca su peor versión con las personas que más quiere. Su madre lo encerraba desde pequeño en el cuarto de calderas y de adulto él volvió a repetir esa práctica encerrándose en varias ocasiones a sí mismo para evitar hacer daño a otras personas, aunque también lo hizo con sus seres queridos como con Ceylan, su primera novia, y con Naci, el amor de juventud de Safiye.

Todo, según él, lo hacía por proteger en este caso a su hermana. Quería evitar que ella sufriera.

Una vez más, gracias a la ayuda de Safiye, Han comprendió que tenía que salir de esa oscuridad y comprendió que tenía que dejar atrás sus miedos para intentar empezar a ser feliz.

La relación con su padre tampoco fue buena cuando era pequeño. Hikmet tuvo un primer hijo, Ömer, con su primera mujer y siempre comparó a los dos niños. Han desde muy pequeño tuvo que aprender a vivir con ese dolor y con la sombra de su hermano fallecido.

Con el tiempo Han pudo perdonar a su padre y fue consciente de lo mucho que lo quiso tanto a él como a sus hermanas. El joven se reconcilió con su padre antes de morir cerrando así una herida que llevaba muchos años abierta.

Inci, su gran esperanza

Desde que fuimos testigos de sus inicios con Inci, nos dimos cuenta de que Han podía pasar de ser el príncipe azul del cuento a un manipulador emocional.

Al principio, con ella descubrió que podía salir de ese agujero de autodestrucción en el que lo enterró su madre y que podía volver a amar tras sus fracasos en otras relaciones amorosas anteriores.

Con ella vivió un amor de verdad y luchó por ella con uñas y dientes cuando nadie de su familia le apoyaba, casándose con ella en secreto.

Inci le devolvió la esperanza de ser amado, a pesar de que los celos y la falta de confianza empezaban aparecer en Han, pero se fue demasiado pronto dejándole un gran vacío y soledad que le costó mucho superar.

Además, Inci murió cuando acababa de contarle que estaba embarazada y Han no podía sentirse más culpable porque siempre creyó que él fue quien provocó el accidente en el que perdió la vida.

Este dolor tan grande hizo que tuviera que pasar un tiempo internado en un centro psiquiátrico, pero desde el primer momento vimos que nunca sería capaz de olvidar a Inci.

Rüya, una nueva vecina del edificio, lo intentó con todas sus fuerzas, pero no hubo suerte. El corazón de Han estaba totalmente cerrado y solo quería como compañía su soledad.

Quería estar solo hasta que un fantasma del pasado volvió al presente: Ceylan, su ex con la que estuvo a punto de casarse. Tras muchos intentos por parte de la joven, Han le daba una nueva oportunidad al amor con ella, pero de nuevo los celos entraban en acción para volver hacer de su vida un auténtico infierno.

Tras muchas idas venidas, Ceylan le propuso a Han ir a terapia de pareja para intentar solucionar sus problemas y poco a poco fue ganando confianza en ella y aceptado que los celos no podían traer nada bueno.

Ser padre, su gran sueño

El mayor sueño de Han siempre ha sido ser padre y más desde estuvo a punto de serlo cuando Inci le contó que estaba esperando un bebé justo antes de morir. Unas de las muchas cosas en común que comparte con Ceylan es precisamente este sueño, pero no le queda mucho tiempo y es probable que tenga que someterse a un tratamiento para conseguir su objetivo. Para ello, tiene que estar casada y Han cree que solo quiere casarse con él para conseguir este objetivo.

Por tras muchas idas y venidas y muchos malentendidos, la pareja decide ser solo amigos a pesar de que los dos están profundamente enamorados el uno del otro. Solo el destino dirá si la pareja vuelve a unir sus caminos para siempre y si pueden volver a llevar cabo su gran sueño juntos y de la mano.

Lo que está claro es que Han, como sus hermanas, merece ser feliz porque, con sus luces y sombras, tiene un corazón enorme y está poniendo todo de su parte para enterrar para siempre a su versión más malvada.

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