El destino la pone a prueba una vez más. Bahar atiende a Naz con toda su profesionalidad, pero al oír el latido del bebé frente a Evren no puede más y rompe a llorar.
Bahar se niega a verlos romper su familia. Considera a ambos como sus hijos y confía en que, con un poco de ayuda, puedan volver a mirarse con el mismo amor de antes.