Tiburcio se queda en el pueblo aquejado de una “lumbalgia” y abandona el circo dispuesto a conquistar a Dolores a cualquier precio. A pesar de su carácter bonachón a los puentevejinos les extraña que nunca sonría. ¿Cuál es el motivo por el que el fortachón este siempre serio? ¿Logrará Tiburcio llegar al corazón de la quisquillosa Dolores?