Llega la generosa ayuda de la Montenegro al Jaral. María sonríe complacida: esto es lo que quería.

Raimundo insiste en saber la verdad del matrimonio de Alfonso y Emilia. Ella le para los pies.

Francisca no ve con malos ojos una posible marcha de Olmo… aunque de momento sin Soledad.

Tras dos días en los que Roque apenas ha pisado su casa, regresa y se encuentra con a Pía enferma.

María despierta. Ahora es ella quien ve dormir a Gonzalo pero, se siente mal y esta vez es de verdad.