Pepa es una joven partera en la Asturias de 1896. Trabaja para los Castro y anda en amores con su amo, Carlos de Castro.
Pepa se queda embarazada a la vez que lo hace su señora, Elvira de Castro, y cuando el hijo de esta muere en el parto, Elvira obliga a Carlos a robarle su bebé a Pepa. Carlos en un conflicto de intereses hace lo que le pide su mujer con el apoyo de los criados. Pepa es molida a palos y, dada por muerta, abandonada en el bosque.
Seis años más tarde, Pepa es ya toda una mujer y llega a Puente Viejo para ejercer su oficio. Allí se pondrá a las órdenes de Doña Francisca Montenegro, la terrateniente del lugar. Y conocerá a Tristán, un apuesto soldado con el que tendrá un flechazo. Pero Pepa no sabe que el destino es caprichoso: Tristán es hijo de Doña Francisca, y está casado con Angustias, la mujer de cuyo parto Pepa deberá ocuparse.
Doña Francisca tiene además una hija, Soledad, que mantiene un amor prohibido y clandestino con Juan, el hijo de los Castañeda, la familia del servicio de los Montenegro.
En el pueblo, Pepa conocerá además a los Ulloa, Emilia y su padre Raimundo: enemigos de los Montenegro y regentes de la posada en donde Pepa para; A los peculiares Mirañar: Pedro, alcalde, Dolores, su señora, e Hipólito, su hijo. Dueños del colmado; Y a Don Anselmo, cura de la parroquia, amigo de Raimundo y servicial con la Montenegro.