Alertada por el escándalo que monta Angustias, Francisca echa a Pepa de su casa al descubrir que medicaba a Tristán y la amenaza: si le pasa algo a su hijo, ella lo pagará muy caro. Pero Pepa, a escondidas, le pide a Soledad que siga dándole a Tristán la medicación que le salvará la vida y la muchacha así lo hace.
Mientras, Francisca advierte a Rosario que como Juan siga negándose a hacer lo que se le manda, toda la familia sufrirá las consecuencias de su desobediencia. A Juan, por su familia, no le queda más remedio que transigir: acatará las órdenes.
Tristán aún está muy débil pero habla por fin, y lo hace para preguntar por Pepa, su mujer, Angustias, se muestra dolida porque el primer pensamiento de su marido es para Pepa y no para ella.
Felices por la curación de Tristán, Francisca sigue adelante con los preparativos de la fiesta. Ordena a Mauricio comprar unos odres de vino, pero, muy violentamente, Raimundo Ulloa se niega a venderle nada a los Montenegro. Francisca al enterarse se enfurece ¿Qué es lo que tienen en contra estas dos familias?
Sintiéndose un poco mejor ,Tristán consigue por fin hablar con Pepa y ahora le debe la vida, el joven aprovecha la oportunidad para reiterarle su amor.
Por su parte, Soledad va a ayudar a Juan con el trabajo impuesto por Raimundo. Tristán los ve y se pregunta, ¿Están enamorados?
Pepa descubre algo que hace que su vida se tambalee: Martín, tiene tres lunares en la espalda.