Prado y Matías se reconcilian cuando él admite que rompió con ella por sentirse culpable de retenerla en Puente Viejo, pero ha comprendido que también se puede tener una relación en la distancia y esperar a ver qué les depara el futuro.
Hernando lee en el periódico una noticia sobrecogedora: el barco en que viaja Camila, su esposa, ha naufragado. Su reacción ante semejante hecho parece fría.
Raimundo se ofrece para averiguar más sobre Rafaela, una recién llegada al pueblo hija de antiguos habitantes de Puente Viejo, y así despejar las dudas de los Castañeda, pues todo apunta a que está empeñada en trabajar en la Casa de Comidas.
El Obispo se despide de don Berengario y don Anselmo sin variar un ápice su postura sobre ellos, continuarán en Puente Viejo juntos y bien avenidos.