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La emoción se apodera de Carmelo en el día más importante de su vida

Capítulo 1681: lunes 16 octubre

Saúl es detenido por asesinato. Cuando llega a la Casona la noticia de la detención de Saúl, Prudencio se muestra hermético. Francisca ha averiguado que la detención de Saúl se debe a un incidente en sus tiempos universitarios.

Consuelo ve paralelismos entre la situación de Saúl y la de ellas mismas, quienes al parecer han hasta cambiado de identidad para poder huir de su pasado.

Carmelito se ha despertado con unas décimas de fiebre, pero queda al cuidado de Venancia cuando éstos van a la boda de Carmelo y Adela. A su vuelta, todo parece en orden en la casa, no se percatan de que Venancia está sangrando, y lo que es peor: en la cuna no está Carmelito.

Hipólito interroga a Tiburcio sobre sus intenciones con respecto a su madre.

La noche antes de la boda, Carmelo agradece a Ulpiano su perdón y su comprensión. En el momento de vestir a la novia no se puede evitar hablar de la detención de Saúl, pero sigue reinando la felicidad por el dulce final del que todos van a poder disfrutar: por fin se celebra la boda.

Capítulo 1682: martes 17 octubre

Prudencio pasa el mal trago de explicar a Francisca y Raimundo la verdad sobre Saúl y él mismo; la historia deja a Saúl en buen lugar, pero con la amenaza de graves cargos sobre su cabeza. Prudencio también confiesa a Julieta la verdad y asegura estar dispuesto a dejarse la piel por Saúl.

Prudencio procura limar asperezas con Francisca y le asegura que él se encargará de todo. Julieta mientras, no va a dejar de trabajar en la construcción de las casas, aunque esta misma tarde irá a visitarlo al penal. Así, el chico recibe la visita de Julieta, quien no sabe si creer a Prudencio y quiere que Saúl le confiese la verdad.

La noticia de la desaparición de Carmelito llega a La Casona, pero Francisca está más pendiente de Saúl. Aun así, Severo sospecha que Francisca puede tener algo que ver en la desaparición y va por ella con Carmelo.

Don Anselmo, que ve a Nazaria muy sola, se ofrece como confidente y le pide que frecuente la Iglesia. Llega carta de Pedro para Dolores insistiendo en la firma de los papeles de divorcio, y para sorpresa del personal, esta vez firma sin queja ni pena.

Capítulo 1683: miércoles 18 octubre

Saúl jura a Julieta que es inocente y le pide que no le abandone. Julieta le cree y le asegura que estará a su lado pase lo que pase.

Francisca pone en evidencia a Prudencio por no tener a Julieta controlada, le molesta que haya visitado a Saúl. El chico se enfrenta a Julieta por haber actuado por su cuenta. Ella se justifica y le informa de todo.

Francisca se niega a pagar la defensa de Saúl, al menos por el momento. Prudencio explica a Saúl que no cuentan con Francisca. Lo que sí tiene es un plan para sacarle…

Severo y Carmelo se topan con Raimundo y éste les detiene antes de que vayan a por Francisca y así el Santacruz comprende que, por una vez, Francisca no ha tenido que ver con su desgracia. Así, Severo y Carmelo aguardan en vano cualquier novedad respecto a la búsqueda del bebé, de momento desaparecido y sin rastro.

El doctor Zabaleta atiende a Venancia, que no muestra signo alguno de mejoría hasta el momento.

Tras la nueva carta de Pedro, Dolores deja de esconder sus sentimientos sobre Tiburcio. Pronto, Don Berengario dará un toque de atención a Dolores por su forma de comportarse con Tiburcio, ella dice que sólo será discreta y que de puertas para adentro hará lo que le venga en gana.

Capítulo 1684: jueves 19 octubre

Prudencio buscará a un testigo que puede demostrar la inocencia de su hermano, así, parte hacia Madrid en busca de la respuesta con el beneplácito de Raimundo que lo defiende de Francisca.

Julieta teme que Carmelo haya tenido algo que ver con la denuncia de Saúl en un intento de hacer daño a Francisca, pero Emilia y Alfonso creen que no han sido ellos pues nunca harían eso sabiendo que la máxima perjudicada sería Julieta, su novia. Carmelo da su palabra de que ni él ni Severo han tenido nada que ver en la denuncia contra Saúl. Y así, pasados los recelos, todos trabajan en paz y armonía para poner en marcha la construcción de las cinco casas.

Carmelo tiene oportunidad de ver cómo se desenvuelve Melitón como aspirante alguacil y lo contrata inmediatamente para el puesto. Tiburcio tiene buenas intenciones hacia Dolores y Don Anselmo lo entiende. Don Berengario se muestra más beligerante.

La convivencia en casa de los Santacruz es insoportable, Candela está desesperada y culpa indirectamente a su marido de lo ocurrido. Candela espera, ansiosa, que Venancia despierte, tal vez, con algún dato que aportar respecto al destino de Carmelo, no quiere imaginar su vida sin el niño.

Mauricio se alegra de que Nazaria vaya a la iglesia y haga amigos. Ella responde con ironía…. Y de pronto, Nazaria se pone muy nerviosa al recibir una carta. Francisca acude donde Saúl para proponerle un trato: si deja a Julieta, ella le brindará su ayuda.

Capítulo 1685: viernes 20 octubre

Saúl rechaza la ayuda de Francisca, no renunciará a Julieta. Confía en que saldrá absuelto porque es inocente. Ante el enfado de Francisca, Raimundo trata de hacerle recapacitar, si Saúl muere ella nunca se lo perdonará, lo echará de menos toda la vida.

En un nuevo encontronazo entre Francisca y Julieta, la señora culpa a la chica de lo que ocurra a Saúl, si ella se apartara, Saúl podría defenderse con sus abogados. Julieta le cuenta a su novio la conversación que mantuvo hace un rato con Francisca, la verdad, es que ante todo no quiere perjudicarle.

Finalmente, Francisca no piensa ayudar a Saúl, pero tampoco quiere que nadie más lo haga. Por su parte, Saúl está convencido de que Prudencio encontrará al testigo y que la verdad saldrá a la luz, todo irá bien, tranquiliza a su novia que empieza a sentirse culpable del desamparo del chico en la cárcel.

Nazaria se niega a contarle a su marido por qué se ha puesto tan nerviosa. A base de zalamerías, Gracia calma el enfado de su esposo por no haberle dado el puesto de alguacil.

El cansancio y la angustia hacen mella en Severo y Candela que empiezan a intercambiar reproches. Adela se presta a vigilar a Venancia para que Candela pueda bajarse al pueblo a airearse mientras Severo se derrumba con el cura, preso del dolor y de la culpa. Su vida entera se desmorona. Pero Candela, convencida de que Francisca es la culpable de todo va a su encuentro.

Prudencio vuelve desolado. Ha encontrado al testigo que buscaba... pero está muerto.

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