Nos ha contado cómo fue el rodaje del final de la serie. Ha confesado que fue muy emocionante porque pudieron coincidir casi todos los actores en las últimas secuencias, algo que en una serie con un reparto tan amplio como El Internado, no suele pasar.
Asegura que su relación con su hijo en la ficción, Javier Cindoncha, siempre ha sido muy buena. Es un niño encantador y muy buen actor.
Ya había trabajado antes con Irene Montalá y eso se nota en las secuencias que han tenido juntos. Aunque Rebeca y Martín no están ahora en su mejor momento, tienen siete capítulos para reencontrarse y reconciliarse. Podremos ver qué pasa con esta pareja.
Se lleva muy buenos recuerdos de El Internado, sobre todo entre sus compañeros, actores y equipo técnico. Le encantaría trabajar con ellos de nuevo y volver a recordar los mejores momentos en El Internado.
Reconoce que cuando le ven por la calle todo el mundo que le para le pregunta para saber qué va a pasar. Pero en realidad ni él ni ninguno de sus compañeros han podido nunca responder a este tipo de preguntas porque en El Internado, la intriga es un factor muy importante. Y lo mejor en una serie así es verlo por la tele.
Dice que en lo único que puede parecerse a Martín es en que los dos son padres. Martín ha sufrido muchísimo y afortunadamente Ismael no. Pero su faceta más paternal en la vida real le ha servido para su relación en la serie con Lucas, el hijo de Martín.
Ha vivido muchos momentos bonitos y buenos grabando El Internado, tristes han tenido pocos, aunque reconoce que el momento más triste en la serie ha sido grabar el final, porque fue cuando todos se dieron cuenta que ya no darían vida nunca más a nuestros personajes favoritos.