Los militares han secuestrado al hombre misterioso, el único capaz de reconstruir la máquina, y están rodeando el colegio de minas antipersona. Está claro que no pretenden salvarles sino dejarles morir a todos, es decir, exterminarlos. Lucía cree haber encontrado la forma de fabricar más medicinas pero la fórmula implica sacar sangre a Paula y Marcos se niega en rotundo.