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Pero En alta mar surge un nuevo problema para la expedición: hay calma chicha y el barco no avanza. Salazar ordena racionar el agua y los alimentos y la tripulación y las  mujeres comienzan a pasar hambre. Un mes después, el viento no ha vuelto y comienzan a enfermar de la “peste del mar” y una parte de la tripulación y algunas doncellas mueren.

Cuando están a punto de sucumbir, cuatro meses después de partir de Guinea, el vigía ve tierra a la vista y la San Miguel toma tierra entre el júbilo de todos

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