Sara es asaltada por el Navajas y será Jorge Infante, el cubano al que ha conocido en el tren, quien plante cara al bandido de forma heroica. Cuando acuden al cuartel para denunciar el asalto, la inglesa se encuentra con Miguel. El teniente se sincera con Morales reconociendo que no puede olvidar a Sara.

Por su parte, el capitán Roncero no tarda en hacer ver que tampoco es un ejemplo de honradez. Y, a cambio de hacer la vista gorda ante algunas irregularidades en la posada de la Maña, obtiene favores de las chicas que ofrecen allí sus servicios.

Mientras, Juanito se alegra cuando Roberto le explica que no les va muy bien a los Montoro ya que han puesto en venta parte de su patrimonio. Eugenia siente una gran decepción al ver frustrados sus deseos de manifestar públicamente sus sentimientos hacia Roberto por la actitud precavida de éste.

Entre tanto, Pepe encuentra a su hija leyendo el libro que le regaló Flor, La mujer del porvenir, y descubre que ha comenzado a difundir ideas demasiado progresistas en la tabernera.