Quizá por ser hijo de un hombre tan autoritario y conservador como Vidal, Oscar ha resultado ser un chaval rebelde y problemático... pero no tonto. Sabe que lo mejor es mantener todos sus asuntos a espaldas de su padre, al que parece obedecer de forma respetuosa. Es más bien introvertido y no le gusta hablar de sus sentimientos. Prefiere estar con sus amigos, beber, fumar unos porros y hablar de motos o de lo que harán el próximo fin de semana.