Arturo ha decidido contarle toda la verdad a Inés. Va con calma, paso a paso, para evitar causar una excesiva impresión en la chica. Así le cuenta que ha cambiado su testamento en su favor. Ante la sorpresa de Inés le va contando cómo la madre de Inés y él mantuvieron una relación clandestina que empezó antes de sus respectivos matrimonios y que continuó hasta el día de la muerte de Justo y la madre de Inés en el accidente. Ese mismo día Justo se había enterado de la traición e intentó matarle con una escopeta de caza. Si Arturo se salvó fue porque la pequeña Inés apareció en ese momento. Con esos datos y sus recuerdos, Inés ata cabos y se da cuenta de que el accidente de sus padres se produjo por una fuerte discusión a causa del engaño.
Esta revelación la une más a Mauro, que la acompaña en esos momentos. Pía, que no para de intentar frenar el cambio de testamento, se entera por boca del propio Arturo que su heredera universal será Inés, porque en realidad es su hija biológica. Emilia sorprende a Vicente manipulando la ropa de Mauro, para incriminarle, y se da cuenta de todo: él es el asesino de Eusebio, Josefina, y Braulio. Pero no lo denunciará porque ella, como cómplice iría detrás. Emilia toma el mando y se encargará de todo.