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La rutina de los cardenales durante el cónclave: dietas estrictas, toques de queda y aislamiento total

Comienza el cónclave para elegir a un nuevo papa tras la muerte de Francisco. Con él, arrancan las medidas de seguridad y las estrictas rutinas que llevan a cabo los cardenales durante la celebración del mismo.

Vida de los cardenales durante el cónclave

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Esta misma tarde, los 133 cardenales con derecho a voto se encierran por primera vez en la Capilla Sixtina para dar comienzo al cónclave con el que se elegirá al nuevo papa. Durante los días que dure y los días previos al cónclave, los cardenales llevan a cabo una estricta rutina.

Todos se alojan en la casa de Santa Marta, donde hay 106 suites, 22 habitaciones simples y un apartamento, que se les asigna por sorteo. Durante los días previos al cónclave, pueden salir de allí, aunque con un toque de queda a las 22:30.

Una vez que comienza el cónclave, se intensifican las medidas. No pueden salir a no ser que sea para desplazarse a la Capilla Sixtina, ya sea a pie, o en un autobús que proporciona el Vaticano.

Todos ellos firman un acuerdo de confidencialidad bajo pena de excomunión y se comprometen a una clausura total sin televisión, teléfono ni radio: ningún tipo de comunicación.

También hay un control exhaustivo de la alimentación, prohibiendo pasteles cerrados como empanadas, pollos enteros o refrescos con envases opacos para evitar que se cuelen mensajes en su interior.

La dieta de los cardenales corre a cargo de las monjas de Santa Marta, bajo la atenta mirada de la guardia suiza. Estas les proporcionan un desayuno, una comida con platos que aporten energía y una cena ligera para que se centren en la votación.

La intención de estas estrictas medidas es garantizar la confidencialidad y que este cónclave no se alargue más de lo necesario. ¿Cuándo veremos la fumata blanca?

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