Hablamos con él
La pesadilla de Pepe, que con 86 años ha sido víctima de secuestro: "No me daban de comer"
Durante un tiempo, este anciano ha vivido encerrado bajo llave después de que su cuidadora y falsa amiga, con la ayuda de su pareja, se haya ganado su confianza y lo haya trasladado desde Huelva hasta Sevilla para robarle todo sin que él pudiese pedir ayuda.
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Pepe ha vivido a sus 86 años una auténtica pesadilla: ha sido víctima de secuestro. Y es que, durante un tiempo, dos jóvenes a los que intentó ayudar le encerraron en una habitación durante un mes con el objetivo de arruinarle.
Según recoge la denuncia, retuvieron al anciano “en condiciones precarias, recibiendo pocos cuidados de higiene e ingiriendo escasos alimentos diarios”. Su secuestro se pudo haber fraguado hace tres años, cuando conoció por primera vez a uno de los detenidos.
Una mujer que con el tiempo se convirtió no solo en la camarera del bar al que acudía, sino también en su amiga. La víctima, conocedora de la mala situación económica de una de las detenidas, decidió brindarle ayuda y alojamiento.
"No me daban de comer"
Aprovechando la soledad de Pepe, la mujer abusó de su confianza y le engañó hasta tal punto que, disfrazándolo en una falsa amistad, empleó sus tarjetas bancarias para realizar pagos a su nombre y hacerse con el control de sus cuentas sin consentimiento.
La supuesta secuestradora, con la ayuda de su pareja, trasladó al anciano desde Ayamonte (Huelva) hasta Sevilla, y allí, según tiene constancia la policía, lo encerraron bajo llave para hacerse con todos sus bienes sin que él pudiera pedir ayuda.
Pepe ha explicado que conoció a su falsa amiga y camarera porque iba cada tarde al bar para merendar. Un día descubrió que estaba metiendo la mano en la caja y él se apiadó ."Sé que me ha engañado", ha dicho, porque él le daba 300 euros todos los meses durante 7 años sin pedir nada a cambio.
Un día Pepe se cayó y ella le dijo que lo iba a llevar a Sevilla para cuidarle, decía, pero en realidad le robó lo que había en su casa y lo encerró en el piso al que lo llevaron. "No me daban de comer", ha asegurado.
Pudo salir cuando la camarera se fue, pero durante mes y medio vació todo lo que el octogenario tenía en las cuentas. Además, le dejó una deuda de mil euros.
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Cuando Pepe volvió a casa, contó con la ayuda de su vecino Jorge, al que vio muy sucio y desaliñado. Él se percató de que algo raro estaba ocurriendo.
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