Investigación
El pan industrial frente al pan tradicional: ¿Qué diferencias hay y qué consecuencias tienen para la salud?
En Y ahora Sonsoles hemos visto las diferencias que hay entre estos dos tipos de pan, no solo en su calidad, sino también en el precio y en cómo afecta su consumo a nuestra salud. Además, hemos contado con la explicación de José María Mesa, médico especialista en medicina interna.
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El pan es el alimento más consumido del mundo. En España, el 80% de los habitantes lo compra a diario, millones de personas a las que grandes distribuidoras, supermercados o gasolineras intentan captar tirando pecios.
El coste de una barra de pan puede oscilar entre los 0,50 céntimos hasta los 2 euros, en función de sus ingredientes, la forma en la que se elabora y el tiempo.
El pan industrial es el que ha revolucionado el mercado, pero... ¿En qué se diferencia del pan tradicional?
- El proceso de elaboración es más rápido que en el tradicional.
- Los ingredientes son de baja calidad.
- No hay masa madre.
Y es que dejar fermentar la masa es fundamental para marcar la diferencia. "Ese pan y esa fermentación se realiza siempre en el producto, no en tu organismo", ha asegurado Nuria Escarpa, portavoz de CEOPPAN.
El aliado de una buena fermentación es el tiempo, y el tiempo es costo. El pan industrial lo elimina para para hacerlo altamente rentable.
Nutricionalmente, el pan industrial no alimenta porque lo que estamos comiendo, en su mayoría, son carbohidratos y ni siquiera llevan el germen del propio cereal, por lo que no tiene nutrientes.
Las consecuencias que podemos ver en nuestra salud si comemos pan industrial son la celiaquía, sensibilidad al gluten, síndrome de colon irritable o males de Crohn, además de diabetes tipo 2.
En Y ahora Sonsoles hemos contado con la visita de José María Mesa, médico especialista en medicina interna, y ha explicado que a grandes rasgos la principal diferencia entre un pan bueno o un pan malo es tener salud o enfermedad.
"Un pan bueno va a aportar al ser humano un beneficio", ha dicho, porque adquirimos nutrientes como oligoelementos, minerales, aminoácidos, proteínas, etc. Es decir, es fundamental y por eso llevamos miles de años tomándolo.
Sin embargo, hoy en día tenemos pan de mala calidad, donde los constituyentes no son los correctos y se ha manipulado para que las industrias obtengan beneficios máximos con un gasto mínimo. "Se utiliza una harina refinada y se añaden aditivos y edulcorantes", ha asegurado.
En general, el precio va relacionado con la calidad del pan y el malo suele ser blanco, blando, se endurece rápidamente y vienen distribuidos en oferta. El de buena calidad, por el contrario, suele ser más grande, más oscuro y de más olor.
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