
La calle Leganitos es un desfile de envoltorios sexuales disfrazados de locales esteticien. Para abrir el caramelo solo hay que caminar cerca de la puerta de estos prostíbulos de manicura y rímel. "Masaje, masaje", la jóvenes captadoras orientales te agarran del brazo para invitarte a pasar. Aminoran el tono de voz y pronuncian el conjuro, ese que mantiene abierta sus puertas en jornadas maratonianas de once y doce horas. "Happy ending, sí, sí, pasa".