MÁS allá de la línea roja

"Si se roba un gallo, se arma la guerra": Las 600 de Albacete, lugar de droga, analfabetismo y machetes

Es uno de los barrios más marginales de España atendiendo a las cifras de pobreza: 4.189 euros es la renta media anual por familia (Atlas de Distribución de la Renta de los Hogares 2020), unos 350 euros al mes por vecino. Entre edificios en avanzado estado de abandono y enganches de luz kilométricos, conviven una población de etnia gitana (mayoría), con una población africana que aumenta su presencia.

Machete en las 600 de Albacete

Publicidad

Sentencia un antiguo proverbio que el corte de los cuchillos y navajas de Albacete es superior a cualquier otro. Las sandías agolpadas en la trasera de un furgón de carga están a punto de probar el filo de un semimachete. Ofrecen generosos unos veinteañeros a los que adivinamos cierto peso en el barrio.

"Sandías de Gandía, se roban de noche y se comen de día", ríen. Mi compañero Iñigo y yo, fuera de cámara, estamos a punto de presenciar un máster en cuchillería. "A los de la tele les voy a cortar la cabeza", entona uno de los colegas ante el alboroto jocoso del resto de la pandilla. Estamos en las entrañas de las 600 de Albacete, zona cero del mercado de la droga en esta provincia, minutos después de que un taxista nos advirtiera que no pisan sus calles.

"Hace unos años también trabajé de pizzero y ya teníamos como norma dejar a los pasajeros fuera de estas calles". Los montones de chatarra agolpados en las "zonas ajardinadas" y el tránsito de furgones de venta ambulante por unas calles levantadas y sucias son el presagio de primeras amenazas. Mientras grabamos, acompañados por un vecino, entre la ristra de desperfectos, fisuras y desgarros de las paredes de uno de los edificios se oye la primera voz increpante: "Aquí no grabes que te tiro una piedra y te escalabro".

"Subo escaleras pisando ratas"

En medio del drama social siempre intentamos buscar una voz sosegada que nos ayude a entender el día a día de un barrio marcado por las cosas que ocurren más allá de la línea roja. Nuestro amigo es un joven aspirante a militar de 20 años que lucha contra su propia génesis.

Sujeta con fuerza a su hermana pequeña mientras sube tres pisos de un edificio que no debería ser hogar de nadie: "Llevo 20 años pisando ratas enormes por estas escaleras. Por las noches aquí no hay luz. Estoy desenado salir de este barrio". Se antoja un milagro encontrarnos con un chaval de complexión deportista, que no ha probado la droga ni el alcohol en su vida, marcada por un contexto nada propicio para crecer en armonía social: "Quiero que salga en televisión las condiciones en las que tenemos que vivir algunos por culpa de gente incívica. No es justo".

Entre los soportales de este amasijo de ladrillos desgastados que es casa para muchos, hay un testimonio que nos punza el corazón. "Vengo aquí a pillar droga y a ver a mi hija y a mi nieta. Estoy enganchado desde hace 30 años a la cocaína y el caballo. Mi madre me echó de casa porque ya me dio por imposible". "¿Dónde compra usted la droga?", le preguntamos. "Aquí, pero no puedo decirte a quien".

Entre hachas y gallos

Los más jóvenes del barrio, en edad de trabajar, merodean en patinete cuando ven que estamos grabando un corral. Uno de ellos lleva a un cachorro de pitbull (PPP) sin el bozal obligatorio. Otro, se abalanza corriendo hacia nosotros y lleva algo envuelto en una sudadera.

Ríe junto a los demás y descubre un hacha que empuña uno de los del patinete a cámara. "Aquí estamos preparados por si viene un negrillo de esos a molestarnos, le cortaremos hueso por hueso". Se queja la pandilla del hacha de que cada vez hay más personas de origen africano habitando el barrio.

Consideran que han llegado para quitarles el trabajo. "Han traído la ruina a España. Han venido a quitarnos el pan. Por 20 euros trabajan y se pegan todo el día en el campo recogiendo patatas. Nosotros queremos 70 euros". Acto seguido, nos enseña su papelina de chocolate del que se fuma y asegura: "Esto es dry, la nueva moda del barrio. Esto es bellota que la cagan los negros estos de mierda. Las cagan por el culo y luego nos fumamos nosotros los rescoldos".

Continuamos nuestro periplo a los tugurios más inaccesibles del barrio. Allí, nos cuentan, están los mejores gallos de pelea y galleos de la provincia. Evidentemente, nuestra presencia molesta en un tris. "Aquí no se graba. Los gallos son míos pero me los han quitado. Si no os vais os parto la cámara".

Conseguimos identificar el cacareo de un ejemplar y logramos grabar un gallo al sol en una especie de parque. "Aquí los entrenan. Los echan a pelear. Esto es como un reñidero", nos cuenta a regañadientes un obrero. Y, por fin, sin que su cara sea reconocible, nos topamos con un criador de gallos de pelea: "Aquí no nos pegamos a puñetazos. Si nos peleamos va a ser con armas de fuego, porque no valemos una mierda a puños. Si se roba un gallo se arma la guerra".

Antena 3» Programas» Espejo Público» Noticias

Publicidad